Lencería La Yayita Aventurera: 50 años salpimentando la intimidad de la tercera edad

(El Baifo Ilustrado ofrece a sus lectores desde hoy y durante este mes de julio una serie de reportajes semanales sobre comercios y empresas canarias, para fomentar el consumo de productos y servicios de la tierra)

Laura Pedrós, tercera generación que se ocupa de La Yayita Aventurera, nos recibe en un coqueto local de Las Palmas de Gran Canaria, entre cintas, encajes y transparencias, para hablarnos del negocio que fundó su abuela en 1974, ya en los estertores del franquismo. «Mi abuela Encarna fue pionera en las Islas en diseño y confección de tangas para la tercera edad», nos dice con orgullo, mientras recuerda que «primero las cosía de manera clandestina y bajo pedido para sus vecinas más atrevidas, y como la costura se le daba bien, puso esta tienda en la que vendía lencería y hacía arreglos personalizados».

Encarna, con el permiso de su marido, abrió La Yayita Aventurera en el barrio de Arenales, donde sigue ubicado actualmente, y en su pequeño local vendía camisones y saltos de cama «de los que llegaban al tobillo, sólo que ella luego hacía unos arreglos y los convertía en ropa sexy y sugerente, siempre adaptada al cuerpo de la clienta». Según explica Laura, «se especializó en tangas para la tercera edad a pesar de que era arriesgado aun en aquellas fechas, e incluso ya en democracia tuvo que aguantar cuchicheos y malas palabras de las envidiosas».

La abuela de Laura Pedrós falleció en 2009, después de haber dejado el negocio en manos de su hija María, y ésta, al jubilarse, en las de su actual propietaria y gestora, quien recuerda con cariño cómo «mi abuela miraba con alegría que el tanga hubiese triunfado en las playas, para ella ver unas nalgas al aire era una victoria frente a quienes la denostaron por su trabajo».

La Yayita Aventurera sigue sirviendo hoy esa ropa especial para señoras mayores que se sienten sexis y juguetonas al margen de la edad, y a las que sentir un hilo de tela en la hendidura entre los glúteos las hace conscientes de una libertad que no siempre tuvieron.