El anuncio de la candidatura de Alberto Rodríguez a la alcaldía de La Laguna ha sacudido a las formaciones de izquierda (real o presunta) de la urbe de Aguere. La formación Drago está entrando con la fuerza de un elefante en la ordenada cacharrería del territorio de la coalición gobernante de la ciudad. Buen conocedor del gusto lagunero por las festividades religiosas, Rodríguez presentó su propuesta durante la Semana Santa y a través de algo tan apegado al catolicismo patrio como un auto sacramental.
La obra lleva por título «Pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor del Drago» y presenta a Rodríguez como el prometido mesías de la izquierda en la ciudad de La Laguna y redentor de sus inclinaciones conservadoras. Alberto llega a la urbe patrimonio de la humedad para predicar la palabra de la genuina obediencia canaria, pero es traicionado por su discípulo Rubens Iscariote y puesto en manos de la jurisdicción de Poncio Lightyear, que le deja en manos del sanedrín farisaico de Izquierda Unida, Sí se puede, Equo y Podemos, los cuales deciden que sea crucificado en el monte desde el que se tiran los voladores durante las fiestas del Cristo. Este pasaje tiene momentos muy emotivos, cuando Alberto grita a los cielos -nublados y lluviosos- «¡Pablo! ¡Pablo! ¡¿Por qué me has abandonado?!».
El auto termina con la resurrección de Rodríguez tras un milagroso escrutinio, que le da la mayoría absoluta y le abre la puerta al ascenso a los cielos del bastón de alcalde. Sin embargo, se ha filtrado una versión alternativa en la que todo termina en un acto eucarístico donde Alberto y los fariseos reciben su correspondiente y consagrada hostia.