La incorporación de nuevos programas a TVE está generando profundas controversias en el seno de la opinión pública española. Las críticas en torno a la pertinencia de contrataciones externas, los presupuestos asignados o el concepto inherente a ciertos espacios han sido constantes y se enmarcan en el debate permanente en torno al papel de los medios de titularidad pública. Sin embargo, el programa que más animadversión ha generado ha sido La Familia de la Tele.
El desembarco del colectivo de participantes del difunto Sálvame en la cadena pública ha sido interpretado como la llegada de la telebasura a una televisión que cumplirá setenta años de existencia en 2026. Aunque esta afirmación crítica es matizable -merced a la progresiva “granhermanización” de espacios como Masterchef- lo cierto es que no toda la audiencia se opone a la presencia de Patiño, Esteban y compañía. Una asociación radicada en las islas la defiende a capa y espada.
La Sociedad Canaria de Amigos de la Tele (SCAT) es un colectivo que tiene miembros en las ocho ínsulas y cuyo portavoz, el herreño Echedey Cabrera, nos explica con palabras tan claras como rotundas la postura de la asociación: “Si TVE es pública tiene que cubrir todas las inquietudes. La Familia de la Tele nos da lo que queremos, lo que realmente nos gusta. A quien no le gusta, que no mire” -concluye mientras manosea un ajado ejemplar de la revista Dígame.
