La polémica del hijo de Carolina Bescansa en el Congreso de los Diputados durante la constitución de la legislatura vigente sigue trayendo cola. Lo que parecía una de tantas anécdotas del hemiciclo parlamentario ha desencadenado una nueva marea social que amenaza con incorporar al ruedo político a un colectivo tradicionalmente ignorado por las fuerzas de antiguas y nuevas partidocracias: los bebés.
Bajo la dirección de los mellizos majoreros Marino e Ireneo Martínez, un nutrido grupo de menores, muy menores y seres de cero años de las islas ha decidido convertirse en colectivo de sujetos políticos y llevar directamente sus reivindicaciones a los órganos de gobierno estatales, regionales y locales. El pasado Domingo de Ramos y aprovechando las vacaciones en guarderías y escuelas infantiles, los hermanos Martínez presidieron en Puerto del Rosario el acto de constitución del Frente Bebecito Popular.
Una manifestación de carritos, taca-tacas y triciclos recorrió las calles de la capital de Fuerteventura. Sus integrantes, socios y simpatizantes del recién constituido movimiento corearon consignas de honda significación como “¡Muá, muá, muá y no ajo maná!” hasta alcanzar la puerta principal del Ayuntamiento, donde se dio lectura a un manifiesto en el que los hermanos Martínez –presidente y vicepresidente recién electos del Frente Bebecito Popular- dieron a conocer a asistentes y curiosos los principios generales de su movimiento.
El texto del manifiesto –convenientemente traducido a lenguaje comprensible por personal especializado en cuidado de la infancia- viene a decir lo siguiente: “queremos dejar de ser objetos políticos para pasar a ser sujetos políticos. Renegamos del uso que de nosotros se hace porque queremos hablar por nosotros mismos. Queremos ir al Congreso de los Diputados, pero con escaños en propiedad.” La lectura se cerró con una cerrada ovación, una lluvia de chupetes y una interminable sacudida de sonajeros.
En un comunicado a los medios remitido al día siguiente, el Frente Bebecito Popular anunció la próxima realización de actos públicos en la línea de otros movimientos sociales como “rodea el Congreso con tu cochecito” o “escrachea berreando a pleno pulmón”.