La lectura de la biografía del primer ministro británico Winston Churchill, escrita por el historiador Andrew Roberts, ha impactado de tal forma al presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, que no ha dudado en llevar el libro al Consejo de Gobierno y explicar a cada uno de sus miembros lo identificado que se siente, utilizando una expresión moderna y muy al pie de la calle: «Buah, es k soy yo, literal». El político aruquense se muestra absolutamente entusiasmado con todos los descubrimientos que ha hecho sobre la figura de Churchill.
Según fuentes cercanas a Torres, «el presidente ve en Churchill a un brillante hombre de Estado que lideró a la nación en un periodo de gravísima crisis como fue la II Guerra Mundial, igual que Ángel Víctor lidera Canarias en tiempos de tribulaciones; Churchill combatió a los boers en Sudáfrica y Ángel Víctor lucha contra la xenofobia exigiendo cosas al Estado, lo mismo es; Churchill una vez estuvo en Canarias, y Ángel Víctor está todo el tiempo o casi en Canarias: como ven, los paralelismos son numerosos y evidentes». Sin embargo, estas mismas fuentes señalan que «el presidente se abstiene de ofrecer a los canarios sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas porque es un mensaje que ahora mismo no calaría bien, según nos han dicho nuestros expertos politólogos».
Los colaboradores del entorno inmediato del presidente esperan que este furor por el primer ministro británico se le pase pronto porque el olor a puro empieza a ser insoportable en el despacho y las áreas anexas. De igual forma, ha trascendido que Torres trabaja en sus memorias, con la intención de publicar una opus magnum que le haga aspirante al Nobel de Literatura, con los mismos méritos de Churchill, por “su maestría en la descripción histórica y biográfica, así como por su brillante oratoria, que defiende exaltadamente los valores humanos”, un galardón del que espera hacerse acreedor en concreto por el tomo que dedicará a su heroico ascenso y dominio del PSOE canario, hazaña que, como le gusta recordar a Torres, nunca estuvo al alcance de sir Winston.
