Una vez más a través de las redes sociales, el presidente del Cabildo Insular de Tenerife, Carlos Alonso, ha manifestado su disgusto por el ninguneo al que, según él, es sometida la institución. En este caso, el objetivo de las críticas ha sido el Obispado de la Diócesis Nivariense, tras conocerse que en el programa de actos de la Semana Santa no se incluye ninguna procesión del presidente insular. Alonso entiende que «ir detrás del trono procesional está bien para los demás consejeros, incluso para Efraín Medina, pero el presidente de la primera institución insular debe tener un lugar destacado ya que asiste en representación de todos los tinerfeños». Añade que «los ciudadanos merecen verme procesionar en un trono, sobre todo con lo que yo me sacrifico por ellos». No obstante, puntualizó que «si algún tinerfeño desea venerarme, eso ya es cosa suya, los sentimientos religiosos son algo muy íntimo».
Dado que el Obispo, que no sale de su asombro, es reacio a modificar el programa de actos a estas alturas, y menos sin disponer de tiempo suficiente para elevar la pertinente consulta al Vaticano, el dirigente de CC ha decidido tomar la iniciativa y ejercer su liderazgo, organizando para la tarde del Jueves Santo su propia procesión, la del «Carlos Alonso del Gran Poder», en la que recorrerá algunas calles del casco de Santa Cruz a hombros de costaleros seleccionados entre su gabinete de prensa y periodistas afines. Si esta procesión tiene éxito, Alonso completará esta peculiar programación religiosa con una vigilia el sábado en honor a Nuestra Señora de la Rueda de Prensa Perpetua.
El presidente insular asegura «con total humildad» que atesora «méritos más que sobrados para recorrer las calles desde un paso de Semana Santa, como la multiplicación de los anillos insulares, el via crucis del pacto con el PSOE o la milagrosa conversión de la estafa de Sinpromi en un hecho por el que nadie tiene que dimitir».
En el seno de Coalición Canaria hay cierto malestar con este gesto de Carlos Alonso, por cuanto abre una brecha innecesaria entre el partido nacionalista y un aliado tradicional como es el Obispo, y por cuanto creen que otros dirigentes con más trayectoria y relevancia merecen ser sacados en procesión antes, como por ejemplo el que fuera presidente del Cabildo de El Hierro, Tomás Padrón, en torno al cual podrían bailar los tradicionales danzarines herreños.