Cada equis tiempo, las mareas traen plagas de medusas a las costas del Archipiélago. Desde El Baifo Ilustrado ofrecemos algunos consejos útiles para hacer frente a estos molestos animales.
- No vaya a la playa. ¿No ha oído en las noticias que hay plaga de medusas? Entonces, ¿para qué va? ¿A buscar el peligro?
- Aténgase a la bandera. Si aún así ha decidido ir a la playa, quédese en la arena a una distancia prudencial de la orilla. Es posible que usted quiera remojar los pies, pero si alguien se ha molestado en poner esta bandera no es por fastidiarle, sino porque hay medusas.
- No provoque a las medusas. Vale, ha ido usted a la playa y se ha metido en el agua pasando de todas las advertencias, como aquella vez que fue a hacer senderismo por un barranco con alerta por temporal. De acuerdo. Conviene saber que las aguavivas son las pandilleras del mar; su carácter es enormemente irascible, por lo que es mejor ignorarlas.
- Manténgase firme. Puede darse el caso de que tenga usted un carácter desafiante que le lleve a enfrentarse a las medusas por el control de la zona costera en la que quiere bañarse. Si es así, mire fijamente a la medusa a los tentáculos y dígale «no vas a picarme, hija de puta». La medusa le sostendrá la mirada, así que es importante no rendirse. Con las carabelas portuguesas, no obstante, suele funcionar la psicología inversa: «Venga, pícame si tienes cavidad gastrovascular, venga». La medusa pierde interés y se va.
- Trate la picadura con agua salada. Si no ha podido evitar que la medusa le pique, trate la zona de forma inmediata con suero fisiológico o agua salada. Es preferible que el agua salada no sea la del mismo mar en el que acaban de picarle, puesto que eso atraería a otras medusas, las cuales, conscientes de la debilidad de su víctima, se lo comerían en minutos.
- Aprenda de la experiencia. Así evitará volver a meterse en el agua cuando hay plaga de aguavivas.