Demanda a su madre por prepararle un disfraz de Carnaval «manifiestamente cutre»

Detrás de esa máscara hay un joven que ha sufrido quizás el peor Carnaval de su corta vida
Detrás de esa máscara hay un joven que ha sufrido quizás el peor Carnaval de su corta vida

Tanausú Marrero, un joven vecino de Santa Cruz de tan sólo 10 años de edad, ha interpuesto una demanda en el juzgado número 1 de la capital contra su propia madre, a la que acusa de provocarle agudos daños morales «y físicos a través de terceros, pues sufrí dos tollinas en el cole» tras haberle preparado, «de forma improvisada» según consta en la demanda, un disfraz de pingüino «de pobre factura y notable desacierto artístico» para la fiesta de Carnavales del colegio.

Acompañado por su procurador, su compañero de pupitre Luis Javier Corredera, aún no titulado pero considerado en su clase de Primaria como un experto en leyes por su afición a ver episodios antiguos de «Perry Mason» con su abuelo, Tanausú Marrero formalizó la denuncia profundamente afectado. En un comunicado enviado a los medios, Marrero pide respeto a la intimidad de su familia pero explica que se vio obligado a hacer valer sus derechos ante los tribunales dado que «la demandada fue advertida con suficiente antelación de la necesidad de cooperar para elaborar un disfraz con unos mínimos de calidad, en fieltro, de pirata como se había fijado a través de un acuerdo verbal que, dada nuestra relación materno-filial, no parecía necesario registrar por escrito». A esto se añade que «en ningún caso la demandada puede alegar insuficiencia de recursos económicos, dado que actualmente es administrativa en una gestoría y está casada en régimen de gananciales con mi padre, que es funcionario de la Consejería de Agricultura». «Aquí estamos dirimiendo», afirma con rotundidad, «un caso de manual de pereza, desidia y gandulería».

palacio justiciaTanausú Marrero relata las situaciones vejatorias a las que se vio sometido nada más llegar al colegio el día de la fiesta de Carnaval con su disfraz de pingüino «hecho con absoluta desgana y apresuramiento a base de bolsas de basura, y con una careta que encima tuve que hacerme yo mismo y que no sirvió para ocultar mi identidad, como yo esperaba». Marrero fue objeto de diversas burlas, incluida una de María Jennifer, la chica que le gusta, e incluso recibió dos collejas por parte del abusón de clase, Yeray El Conguito, que no requirieron atención médica ni hospitalización.

El joven espera que la Justicia atienda su solicitud y su madre sea condenada a indemnizarle por los daños y perjuicios, así como a comprometerse a no dejar que esta situación se repita en el futuro, preparando con tiempo y mediante la contratación de costureras profesionales, el disfraz del año que viene. Tanausú Marrero asegura que «no me gusta demandar a mi propia madre, pero tampoco que me obliguen a salir a la calle vestido como un gilipollas».

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