Destacados comunicadores canarios podrían tener títulos universitarios de alto nivel

Se sospecha que la Universidad de Harvard podría estar implicada en este fraude a gran escala
Se sospecha que la Universidad de Harvard podría estar implicada en este fraude a gran escala

El sector de la comunicación en las islas ha sido presa de una fuerte conmoción. Un estudio publicado en el magacín digital de El Hierro Garoé Wiki-Wiki por el investigador Juan Antonio Sánchez ha revelado que un alto porcentaje de los comunicadores cuenta con títulos de enseñanza superior a nivel de máster. Esto viene a poner en cuestión la filosofía que tradicionalmente había sido abanderada por los principales exponentes de los medios insulares, según la cual no hace falta tener formación para trabajar en el sector.

El periodista, que precisamente es máster en Comunicación y Educación Audiovisual por la Universidad de Huelva, publicó el pasado domingo la primera parte del fruto de sus investigaciones. En ella relata cómo consiguió trabajo en una conocida cadena televisiva de Tenerife falseando su currículum.

Una narración absorbente

En apenas mil palabras, Sánchez envuelve al lector en un relato que le absorbe y le obliga a llegar hasta el final, al tiempo que le deja con ganas de más de cara a la entrega de la siguiente semana. “Lo primero que tuve claro” –cuenta el investigador- “fue que debía cambiar radicalmente el contenido de mi currículo vital. Borré todo rastro de mi paso por la universidad y dejé por toda referencia a la profesión una visita a Radio Popular en 1985 por haber ganado el concurso de redacción qué es un Momo para ti. Eliminé también detalles que consideraba superfluos como la numeración de página y puse como tipo de letra la comic sans. A los dos días de haber entregado una copia impresa trabada con un clip recibí una llamada. Al día siguiente ya hacía funciones de locutor, redactor, productor y agente publicitario.”

Un secreto susurrado a voces

El artículo continúa desvelando detalles realmente escabrosos: “a la semana cometí el desliz de pasar el corrector ortográfico sobre un texto que iba a ser el guión del programa de tertulia dirigido por la estrella de la cadena. Una compañera de producción cayó en la cuenta y me citó junto a la máquina de comidas vacía. Mis excusas fueron vanas, porque ella adivinó la verdad en la mirada atemorizada de mis ojos. Me tranquilizó y me dijo que mi secreto estaba a salvo, para confesarme a su vez que era graduada en Física. Sorprendido le pregunté si había más personas como nosotros. Su respuesta me dejó helado: los principales rostros y voces de la radiotelevisión canaria habían ocultado su formación para poder iniciar una carrera meteórica en las ondas insulares. Me dijo que los participantes en el programa Al Natural acumulaban unos quince doctorados, algunos con mención especial de calidad. Tenía que continuar la investigación.”

Testimonios estremecedores

Mientras espera ansiosamente la siguiente entrega de la investigación del señor Sánchez, este humilde reportero ha hecho sus deberes y ha lanzado un anzuelo para ver qué podía pescar en este mar picado. La respuesta ha llegado de la mano de Melquiades Molano, locutor del programa “La hora de Melo-Mola”, un espacio radiofónico especializado en el fútbol regional en la comarca del noroeste de Gran Canaria que se emite diariamente en la frecuencia de Onda Moya. Melquiades o Melo, como le conocen todos sus oyentes, tiene un tono de voz característico producido por un fuerte ganguear que hace prácticamente ininteligibles sus sesudos e interminables parlamentos sobre el balompié local. Cuando sale al aparato me recibe con su inconfundible voz. Como respuesta le digo “Melquiades, lo sé todo. Deja de fingir”. Al otro lado se escucha un suspiro de alivio resignado, al que sigue un hipido de llanto contenido. Cuando recupera el ánimo me explica el calvario que supuso su fingimiento. “Yo soy licenciado en lenguas clásicas y además tengo la carrera de canto por el Hochschule für Musik de Bremen” –dice con un tono de voz profundo, claro y potente- “pero no me comía una rosca, así que un día me compré en el quiosco de la esquina todas las cintas de Arévalo y escuché día y noche sus chistes de gangosos hasta que pude imitarles a la perfección. En la siguiente entrevista de trabajo me cogieron como locutor.”

Estremecido por este impactante testimonio este pobre plumilla no puede sino solidarizarse con el sufrimiento de este compañero de fatigas.

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