Según una encuesta reciente del prestigioso gabinete de estudios demoscópicos y sociológicos Es Otro Kantar Media, hasta un 75% de los políticos canarios que han pedido en las últimas semanas que se evite el cierre del Instituto Tecnológico de Canarias, no sabe qué es este organismo ni a lo que se dedica, mientras que un 60% de los mismos intuye que I+D debe significar «Invernaderos + Dúplex», haciendo alusión al modelo económico que mayor prosperidad trajo a las Islas antes de la crisis.
Ana Luján, directora del estudio, señala que «hemos pasado una encuesta de forma anónima entre los diputados, alcaldes, concejales, consejeros, directores generales y demás miembros de la clase política, y los resultados que nos han devuelto revelan que, si bien la mayoría aseguró que el ITC es vital para el futuro de Canarias, muy pocos sabían qué se hace en el ITC, qué presupuesto tiene, qué proyectos desarrolla o qué significan sus siglas». A la pregunta abierta «¿Para qué cree usted que sirve el ITC?», Luján señala que hubo respuestas muy dispares, desde «para cosas de renovables y eso» hasta «pa rollos de investigar», pasando por «para no sé qué de las Universidades» o «pa que CC enchufe a los suyos y pa sus mamandurrias, dame dinero para el tranvía», una respuesta que «sospechamos que dio algún diputado de Podemos».
Mientras se dirime el futuro del ITC, continúan las malas noticias para el Instituto tras saberse que la semana pasada explotó uno de sus más importantes prototipos, en el que un equipo de investigadores llevaba años trabajando. Se trata del «ranciómetro», un aparato medidor de la ranciedad de diferentes eventos que tienen lugar en las Islas, y que activó la función de autodestrucción al encontrarse en las inmediaciones del Teatro Leal de La Laguna durante la celebración de la ‘Gala de Exaltación de la Mujer Canaria’.
