Luis Yeray Gutiérrez, alcalde de La Laguna, planea infiltrarse en el próximo botellón que se celebre en la zona del Cuadrilátero, para atajar desde dentro los altercados que se puedan producir y que llevan semanas asolando al ocio nocturno de la ciudad. Las imágenes de los disturbios se han hecho virales y, mientras muchos ciudadanos no se explican la escasa presencia policial, desde la Alcaldía se ha decidido actuar de forma contundente pero también sutil, para evitar heridos. El alcalde, dolido por las críticas de que está más entregado a la vida orgánica del PSOE que a sus deberes como primer edil, no ha dudado en exponer su integridad para devolver la paz a la noche lagunera.
Desde el Gabinete de Alcaldía explican que «Luis Yeray es joven y pasa perfectamente por un bonchero más, un joven en busca del ocio que la pandemia nos ha negado tan largamente; una vez se gane la confianza de la pibada, les convencerá mediante la palabra y el diálogo de la necesidad de ejercer un ocio saludable y no violento». Entienden que éste «es un plan sin apenas fisuras, porque sabemos que los jóvenes atienden a aquellas figuras con las que se identifican, y en eso el tupé de Luis Yeray ya parte con ventaja». El alcalde no dudará en echarse «una garimbita, solo una», para dar mayor verosimilitud a su estrategia.
El Ayuntamiento se lo juega casi todo a esta carta. En El Baifo Ilustrado hemos podido saber que existe un «plan B», del que se espera no tener que hacer uso, consistente en soltar al concejal de Urbanismo y senador Santiago Pérez por las zonas de marcha para que pregunte de forma insistente y persecutoria a los jóvenes si son de Coalición Canaria, ATI o si tienen vínculos de amistad o parentesco con Ana Oramas o Fernando Clavijo. «No queremos tener que llegar a eso porque sabemos que ahuyentará al 80% de los clientes de los bares justo ahora que están empezando a levantar cabeza, pero tenemos un compromiso con el descanso de nuestros vecinos y los vamos a cumplir», señalan las fuentes de alcaldía.