Recientemente, el Ayuntamiento majorero de La Oliva acusó a la exministra de Igualdad y actual eurodiputada Irene Montero, a través de un comunicado oficial del Consistorio, de llevarse piedras tras su visita a la isla, con la intención de pintarlas de colores en lo que, cabe suponer, constituía una lúdica actividad veraniega con sus hijos. Tras el revuelo montado, ya que las fechas de la visita de Montero a Fuerteventura fueron posteriores a la publicación en sus redes sociales de las piedras pintadas, y a la vista de la imposibilidad de identificar el origen exacto de las piezas líticas, el Ayuntamiento ha decidido iniciar una campaña de etiquetado de todas y cada una de las piedras del municipio, grandes o pequeñas, incluidas las ubicadas en el islote de Lobos.
David Fajardo, concejal de Turismo y Medio Ambiente, que lleva días dando pintorescas explicaciones al comunicado del Ayuntamiento en medios locales y nacionales, justifica la medida: «la señora Montero aún no ha dado razón del origen de las piedras, pero con generosidad podemos dejar pasar esto; sin embargo, es imprescindible que evitemos que esto pueda volver a ocurrir, si es que ha ocurrido, o que ocurra, si es que no ha ocurrido, que no lo sabemos». Apostilla sus declaraciones con un «como verá, es todo de una enorme complejidad».
El etiquetado de las piedras del municipio se hará playa por playa y cala por cala, y técnicos del Ayuntamiento discuten si la montaña de Tindaya también debe contar con una etiqueta identificadora proporcional a su tamaño, «ya que a juicio de varios expertos es una sola roca pero muy grande», añade el concejal.