El Cabildo de Tenerife no se amilana por la polémica que ha generado la decisión de retirar y demoler el monumento que conmemora la reunión del 17 de junio de 1936 en la que se ultimó el golpe de Estado que, bajo el liderazgo de Francisco Franco, se ejecutaría apenas un mes después. El obelisco, instalado en Las Raíces desde 1952, no será trasladado al museo militar de Almeyda, pero tampoco acabará directamente en el vertedero, como en un principio se barajó. En cambio, se demolerá y las piezas serán puestas a la venta en la web del Cabildo, a precios que oscilan entre los 5 y los 25 euros según el tamaño de la pieza.
José Antonio Valbuena, vicepresidente y consejero de Medio Ambiente, y principal impulsor de la medida, asegura que «vimos que ahí podíamos estar perdiendo fondos, y con lo que saquemos podemos afrontar el coste de la demolición e incluso generar fondos extra, ya que sabemos que hay un potente nicho de mercado de nostálgicos franquistas que estarán encantados de tener un trozo del monumento en sus casas, además de poder comprarlo por Internet para poder seguir aparentando que son demócratas de toda la vida». Además, señala que en otros puntos de Europa se han llevado a cabo iniciativas similares y pone de ejemplo la venta de piezas del muro de Berlín, en Alemania.
Por su parte, el presidente insular Carlos Alonso ha señalado que «si en un plazo razonable de tiempo no logramos vender todas las piezas, las que sobren se reutilizarán en el tren del Sur, porque todo lo que podamos aportar para abaratar la obra será poco».
De momento, varios coroneles retirados y al menos un ex teniente de alcalde de una capital canaria han mostrado un vivo interés por comprar cuantas piezas sean posibles.