Es otro de los efectos de la crisis económica. En Canarias, donde la densidad de bares ha llegado a alcanzar el 3’6 por habitante, la bajada del consumo está ocasionando el cierre de muchos de estos establecimientos, y con ello, peligra la continuidad de una de las especies más habituales en estos ecosistemas: el parroquiano.
Es obvia la preocupación de este colectivo, agrupado en torno a ASCANPA, la Asociación Canaria de Parroquianos, cuyo presidente, Artemi Santa Teresa, ha instado a las Administraciones a impulsar medidas para salvaguardar la figura del parroquiano, “comenzando por la del acodado en la barra metálica plateada, que es uno de los subgrupos más vulnerables”. El presidente se ha quejado de la falta de apoyo de las Administraciones, «que parecen incapaces de entender la importancia no sólo folklórica sino sociocultural del parroquiano; no entendemos cuáles son las prioridades de un Gobierno que mueve Roma con Santiago para evitar unas prospecciones inofensivas, pero que desatiende a un colectivo como el de los parroquianos».
Para el presidente de ASCANPA, “el parroquiano no es sólo un hombre de madura edad frecuentemente ebrio que diserta sobre lo divino y lo humano; es una pieza clave en el engranaje social de Canarias, que atesora conocimientos pintorescos y no teme ser polémico”. De igual forma, Santa Teresa ensalzó «el hondo sentido de la lealtad y la fidelidad del que son ejemplo los parroquianos, acudiendo a los mismos locales día tras día, a pesar de los riesgos que su salud pueda correr con ello».
Artemi Santa Teresa cree que es momento de incluir al parroquiano dentro del patrimonio cultural de Canarias y potenciar su figura de cara al turismo, “con rutas guiadas por los bares más cutres, y performances con traducción simultánea a varios idiomas para que los visitantes capten la esencia de una discusión de bar canario”. De momento, ASCANPA ha iniciado contactos con otras entidades de carácter social para organizar cursos de formación y seminarios, como «Dialéctica etílica: aproximación y praxis» o «El parroquiano y el fútbol: de Kant a Luis Aragonés», y aspiran a que ambas Universidades canarias acojan foros de debate sobre la figura del parroquiano.
¡Cuánta sabiduría hay en los bares!. Esa capacidad para arreglar el mundo con dos frases, esa exaltación y apología de la amistad, esa charlas futbolísticas.
Bueno, para esto último, si los bares cierran, los parroquianos pueden acudir a «Punto Pelota». Es lo mismo, pero con menos educación.
Mi educación social estaría incompleta si no hubiese coincidido con algunos de estos entrañables elementos, al acudir a eventos deportivos televisados en mi adolescencia y juventud. Muy buen artículo e imagen «corporativa», destacando el Clipper de fresa: solo mirarlo y se me suben los gases…