Dentro de los planes de conservación del patrimonio religioso en la isla de La Gomera, se ha procedido a retirar las campanas de la iglesia matriz de La Asunción, ubicada en la capital, para proceder a su restauración. Mientras ésta dure, el cura de la parroquia tendrá que subir al campanario cada hora y gritar «ding dong» con todas sus fuerzas para que no se pierda el ritmo del paso del tiempo al que los vecinos de San Sebastián están acostumbrados.
El sacerdote afronta este nuevo cometido «con resignación cristiana», y lamenta ahora no haber dejado grabados algunos campanazos para reproducirlos con un altavoz, pero se muestra dispuesto a seguir «sirviendo al pueblo de La Gomera con lo que mis humildes pulmones puedan dar de sí, y con la ayuda del Señor».
Enterado de esta circunstancia, el presidente insular Casimiro Curbelo ya se ha aprestado a grabar las señales horarias con su voz, y se espera que en menos de una semana el cura pueda ser sustituido por unos pitidos y la voz del presidente anunciando que «son las 12 en La Gomera, te lo dice Casimiro».