Ya no se podrá ocultar más tiempo bajo el color y la amplitud de las telas del disfraz ni bajo la ocurrencia y sonoridad de chispeantes y críticas letras: el murguero medio está gordo y tiene que bajar de peso. Tras la detección de grietas en los escenarios carnavaleros de numerosos municipios y tras un exhaustivo estudio de las diferentes corporaciones locales, la responsabilidad de este suceso se debe a la presencia de más murgueros y murgueras que padecen obesidad entre las filas de los grupos. «O bajan de peso o no vienen más», ha llegado a plantear un alcalde que ha preferido mantenerse en el anonimato tras conversar con El Baifo Ilustrado, «no podemos costear un refuerzo en los escenarios y menos en época de crisis, sería injustificable. Menos aún cuando la culpa es de ellos, que comen como becerros». Esta preocupación de las entidades locales ha sido puesta en conocimiento del gobierno autonómico, que está decidido a atajar el problema.
Pero, ¿a qué se debe este repentino inflamiento de murgueros y murgueras, sobre todo ahora cuando, precisamente con la crisis, el problema debería ser el inverso? Desde la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias han respondido a la pregunta a través de su portavoz Antonio Nuño. «Generalmente las murgas empiezan sus ensayos en septiembre, aunque algunas incluso el julio ya comienzan su actividad preparatoria para el siguiente Carnaval. Esto implica largas jornadas de tarde-noche fuera de sus casas. que a su vez provoca que cenen fuera». Así pues, Antonio Nuño nos da la clave para este aumento de peso en el coletivo murguero: «evidentemente al comer fuera, en los locales de las murgas no se goza de una dieta sana y equilibrada e incluso algunas disponen de su propia tasca, donde comen y venden el gérmen del sobrepeso: papas fritas, refrescos, cervezas, bollería industrial, frutos secos, aceitunas, bocadillos de pata con mayonesa, guasacaca o tabasco,… Todo ésto, ingerido de noche y sin control sumando al éxtasis de la interpretación, provoca esta obesidad que podría tornarse irreversible». Incluso el portavoz se atreve a dar cifras al respecto de la afección entre el colectivo: «aunque es difícil la detección exacta de los casos, porque habría que medir y pesar a cada componente, lo que nos podría llevar meses, observando las actuaciones podemos determinar que un 65% de los murgueros tiene obesidad, siendo este porcentaje aún mayor en las murgueras, sobre un 80%. Para que lo compare, sólo el 17% de toda la población española es obesa»
Por tanto, el Gobierno de Canarias se ha decidido a poner fin a este problema y, desde el propio Ejecutivo, recononcen que el Servicio Canario de Salud no tendía capacidad para atender a demasiados murgueros en Urgencias si se diera una crisis masiva de enferemedades cardiovasculares o intestinales derivadas de la obesidad, con alta probabilidad de ser sufridas en Carnavales de forma simultánea por numerosos miembros. «Imagínense que nos caen 2 o 3 murgueros en plenos carnavales, y que venga cada murga disfrazada a la sala de espera: 150 tíos disfrazados de payaso por fuera de un centro sanitario», nos confiesa un médico de un centro sanitario público. Según ha podido conocer en exclusiva El Baifo Ilustrado, el Plan Canario contra la Obesidad Murguera (en adelante, PCOM) consistirá en una serie de acciones transversales para evitar el sedentarismo murguero. En primer lugar, de cada subvención recibida por cada una de las murgas será detraída una cantidad determinada para la contratación de un entrenador personal por horas que, durante los ensayos, realizará clases de mantenimiento para evitar que los componentes sólo muevan los brazos como venía ocurriendo. Por otro lado, se prohibirá tajantemente la presencia o venta de alimentos considerados «poco sanos», que serán sustituidos por viandas macrobióticas e infusiones. Y, por último, se establecerán pruebas de velocidad y resistencia para ingresar o permanecer en una murga, de grado similar a las de acceso al Ejército. El inclumpimiento de éstas y otras medidas que serán planteadas en el PCOM, como la difusión de los carteles como ven en la imagen,. podrán acarrear la pérdida total de la subvención.
Aunque no hemos podido recabar aún la opinión de las murgas sobre éste tema, una cosa no dudamos: se va a armar la gorda.