La alarma cundió entre las autoridades que estaban convocadas al acto de inauguración del primer folio para la redacción del proyecto modificado de limpieza de jardines de Tegueste cuando, pasados los quince minutos de cortesía de todo evento, se comprobó que el Obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Hernández, no estaba presente. Rápidamente fueron movilizados los agentes de policía local encargados de custodiar la inauguración para salir en busca del Obispo, mientras el presidente Rivero se comunicaba por vía telefónica con la Santa Sede para informar del incidente. Según ha trascendido, nadie en el Vaticano contestó la llamada al coincidir ésta, desafortunadamente, con la hora del cortado de la Guardia Suiza.
Tras una primera media hora de pánico y desasosiego, los responsables de Protocolo del acto pudieron contactar con el Obispo, quien se disculpó por la ausencia y la achacó a que no le había sonado la alarma del despertador como suele ser costumbre. Desplazado un equipo técnico a la residencia del prelado, se comprobó que el origen del incidente estaba en la falta de pilas del despertador, por lo que se procedió a reponerlas por unas nuevas y alcalinas. El presidente Rivero intentó informar de nuevo al Vaticano sobre el desenlace de esta tensa situación, pero sólo logró contactar con un joven monaguillo al que “le dejó el recado para el Papa”.
El acto de inauguración, que había sido suspendido, se trasladó al mismo día por la tarde, contando ya con la presencia del Obispo, quien sin embargo hubo de ausentarse apenas pasados diez minutos del inicio de la ceremonia, alegando problemas de agenda por tener “una merienda-cena con amigos de otras religiones”.