El robo de ensaladillas es ya el tercer delito más común en las Islas

En un comunicado conjunto, la Policía Nacional, la Guardia Civil y las policías locales de las Islas han alertado de un espectacular aumento en el robo de ensaladillas en el último mes, actividad criminal que ya figura en el tercer puesto del ranking de delitos más cometidos en Canarias. Ya sea en domicilios particulares, como en bares, como en chiringuitos de playa de dudosa higienización, el desabastecimiento y el alto precio de las papas, elemento indispensable de la dieta canaria, está llevando a un incremento de los delitos asociados a las mismas, entre los que destaca la sustracción de ensaladillas ya preparadas.

El portavoz de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad incidió en que «el delincuente, por su intrínseca maldad, es también muy vago, así que en lugar de robar las papas, roba la ensaladilla ya preparada, preferiblemente con las tiras de pimiento aún en la parte superior, y luego las revende en un mercado negro de tapas de ensaladilla por un precio muy elevado; estamos hablando de que una fuente de ensaladilla puede dar hasta para 20 raciones, por las que se llega a cobrar entre 30 y 40 euros la tapa». La Policía alerta de que en ocasiones los criminales cortan la ensaladilla con batata para adulterarla y conseguir raciones extra.

La policía se muestra preocupada también por el incipiente robo de este rico plato entre vecinas, lo que está llevando a un incremento en las riñas y actos vandálicos dentro de los edificios, «ya que la doña es vengativa y sibilina».

La Guardia Civil ultima igualmente una unidad para poner freno a la que ya es conocida como «la Yakuza rural», que enfrenta a traficantes de papas con ladrones de aguacates por el control del territorio de medianías. «Podemos encontrarnos ante un escenario dantesco de toyotas ensangrentados si no somos capaces de imponer una vigilancia estricta sobre estos dos grupos delincuenciales», señaló la Benemérita en el comunicado. Con respecto a los ladrones de higos picos, la Guardia Civil asegura que «no son una amenaza y lo mejor es actuar como se ha hecho siempre, fingiendo que no existen pero sintiendo una íntima pena por ellos, porque al final es gente que elige para delinquir un fruto tan ingrato y peligroso».

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