El próximo mes de abril verá en la capital tinerfeña la constitución del Supremo Consejo Cuñado de Tenerife. La medida, avalada por el Cabildo, supone la consecución de un viejo anhelo de un no menos viejo colectivo de participantes en el proyecto Visionarios.
Como recordarán nuestros lectores, el Supremo Consejo Cuñado es un órgano asesor llamado a sentar cátedra sobre aquellas cosas que puedan ser de interés (o no) para la población tinerfeña. El primer asunto en el que esta asamblea de expertos doctorada en la universidad de la vida será el comentario del caso Noos.
Sorprendido ante la elección del tema, este humilde juntaletras se entrevistó con dos de los integrantes de esta asamblea de asesoría: el matrimonio compuesto por Maya Salvador y Jeremías Vargas. La primera pregunta es evidente y es respondida rápidamente: “la elección resulta evidente” –dice la señora Salvador- “el pueblo no ha entendido la sentencia y necesita que se la expliquen”. A ello añade rápidamente el señor Vargas que “desde luego, la justicia debería ser más comprensiva con el sentir de la calle. Si hemos llegado hasta aquí ¿no debería haber una condena? Una que implique muchos años de reclusión, a ser posible. La infanta ha salido de rositas y es más culpable que Judas.”
Preguntados acerca de conceptos como la presunción de inocencia o la prueba de la culpabilidad, doña Maya me ataja rápidamente: “pero vamos a ver, señor Gunnarson ¿cree usted realmente que la Cristina esa no sabía nada? ¿Viviendo con el Urdangarín? Por favor, que habría que ser muy tonto” –concluye con un bufido. Por su parte, don Jeremías añade de forma contundente que “al final, el Iñaki se ha ido de rositas. Mire que no va a entrar en la cárcel y a cualquier pobre robaperas le meten en la trena por sustraer una mísera barra de pan.”
Tres días después de estas declaraciones, ha salido a la luz una noticia según la cual el señor Vargas habría tenido una doble vida durante los últimos tres años, manteniendo de forma paralela a tres parejas con sus respectivos niños –todos ellos de la misma edad y nacidos en un intervalo de tres semanas-. También se desveló que la señora Salvador había avalado a su esposo varios créditos y el descubierto de varias tarjetas.
Preguntados acerca de este sorprendente giro de los acontecimientos, Osmunda Pérez y Fridolino García, artífices del Supremo Consejo Cuñado, negaron que su proyecto fuera a verse afectado y manifestaron que gracias a ellos se demostraría que con su asamblea sapiencial, no sería necesario reabrir las Facultades de Derecho en Canarias.