Participar en la Tenerife BlueTrail, la exigente carrera de montaña que se celebra en la Isla, es para muchos atletas una ilusión y para muchos otros, menos bregados, un reto de grandes proporciones. Es el caso de Carmelo Benítez, que culminó el pasado sábado la carrera que había iniciado en 2016. Este joven de un barrio de Santa Cruz, de 22 años de edad y apodado por sus amigos «Melito el Gandul», ha logrado así terminar el desafío más importante de su vida, siendo ésta la primera vez que finaliza algo que ha empezado.
Benítez recuerda con orgullo que fue el deseo de librarse de ese ominoso apodo el que le impulsó a presentarse a la BlueTrail de 2016, «para demostrarle al Chino, al Negro y al Lenguas que no soy ningún gandul», un mote que reconoce que se ganó por no haber terminado la ESO, ni ningún curso de formación, y por haber sido despedido de su trabajo como camarero a los cinco días, dejando decenas de mesas sin servir. Según relata este joven, «yo salí con ganas pero al poco de empezar me dio flato, yo creo que por el bocadillo que me mandé, y entonces lo que hice fue caminar». Así inició su largo recorrido a pie, dosificando las fuerzas y comiendo gracias al apoyo de desconocidos y de varios guachinches a los que convenció para que fueran sus espónsores.
Durante este año, la familia ha movilizado a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en busca de Carmelo Benítez, quien reconoce que «estaba tan a mi rollo que se me olvidó avisar a la viejita». No obstante, la madre del joven da por buenos los sinsabores sólo por verle terminar por fin algo.
Ahora, Benítez espera ser recibido por el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, «porque el nota ése recibe a todo el mundo, que lo veía todos los días en el periódico cuando me mandaba la pulguita del desayuno», y admite que no sabe si volverá a correr otra BlueTrail, «porque es muy cansado, primo».
