Mal terminó para el expolítico y abogado tinerfeño Ángel Isidro Guimerá lo que en principio debía ser una plácida visita al Museo de la Naturaleza y el Hombre, situado en la capital de la Isla. Tras recorrer todas las salas y admirarse de la colección y del conocimiento de la vida de los primitivos pobladores de las Islas, Guimerá relata que se sentó en uno de los patios a descansar y, tras quedarse dormido, despertó expuesto en la sala que acoge las famosas momias del Museo.
Ángel Isidro Guimerá explica que «estaba muy cansado del recorrido y me senté en la terracita de la cafetería a reponer fuerzas con un copazo, y se ve que del solecito que hacía me quedé profundamente dormido». Según parece, personal del Museo advirtió este hecho y avisó a los conservadores, quienes decidieron llevarlo a la sala de Antropología Biológica y colocarlo en una de las vitrinas, convencidos de que se hallaban ante una momia perdida. La controversia entre los expertos no fue pequeña, ya que, mientras unos sostenían que era una pieza perdida en los depósitos del Museo, otros señalaban que se trataba de una pieza ya catalogada que algún bromista sacó de la exposición y vistió con ropas del abuelo.
Sea como fuere, una hora más tarde, Ángel Isidro Guimerá asegura que «me desperté desnudo tumbado en una vitrina, pasando mucho frío, y con un grupo de alemanes haciéndome fotos con cara de espanto mientras el guía les daba todo tipo de explicaciones sobre los primeros habitantes de Canarias». «Fue una situación muy humillante, no me sentía tan avergonzado desde que defendí a Paco Padrón», indica.
Amaya Conde, consejera de Museos del Cabildo, ha pedido ya disculpas al político y le ha ofrecido ser parte de la exposición permanente durante los fines de semana, para que de esa manera los investigadores del MNH también tengan la oportunidad de estudiarle.