Poco a poco, y conforme pasan los días, se van conociendo más detalles sobre la sorpresiva salida del socialista Julio Pérez de la primera tenencia de alcaldía del Ayuntamiento de Santa Cruz. El exedil, que también gestionaba áreas como Economía o Medio Ambiente, ha confesado a su círculo más íntimo que «José Manuel [Bermúdez] ya no me llevaba a sitios bonitos, siempre tenía una excusa para no ir conmigo a tomar un café». Según se ha sabido, el desencanto y desinterés del actual alcalde ha ido desgastando la relación entre ambos de forma irreparable.
Si bien fuentes del entorno de Julio Pérez desmienten de forma rotunda que el alcalde «le pusiera ojitos a Cristina Tavío», portavoz del Grupo Popular en el Ayuntamiento, sí reconocen que para el exconcejal «fue muy duro ver que Bermúdez planeaba las visitas a los grupos del Carnaval sin contar con él, pero luego sí lo llamaba para las reuniones aburridas y con vecinos protestones; ese tipo de detalles van minando la confianza, y llega un día en que inevitablemente piensas que contigo no cuentan para lo guay».
El desencuentro entre ambos llegó a su punto más alto en la pasada fiesta de la cerveza que se celebró en las calles de Santa Cruz. «Julio hizo todo lo posible para quedar con José Manuel y tomarse unas cañas, en un ambiente festivo y distendido, y hablar de lo suyo sin presiones, pero el alcalde no le devolvió un solo WhatsApp, ni siquiera uno con una carita sonriente; luego se disculpó con que lo estaba actualizando, pero eso no se lo cree nadie», relatan las mismas fuentes para El Baifo Ilustrado. Habría sido a partir de ahí cuando Julio Pérez tomó la decisión de abandonar el Ayuntamiento y embarcarse en nuevas relaciones profesionales. «Para Julio ha sido muy duro, pero el primero que era consciente de que no podía seguir en una relación así de tóxica era él».
Esta publicación no ha podido ni intentado recabar la versión de los dos implicados directos.
