¡Nuevo escándalo en la comunidad paranormal! Una vez más, las investigaciones realizadas por los bizarros buscadores de las verdades han sacudido un importante sector del campo de las ciencias alternativas, como es el de la adivinación: la India Justiciera no es abogada.
No es la primera vez que esta adivinadora se encuentra en el ojo del huracán. Ya hace unos años, el investigador Tinerfe Loro sacó a la palestra la impactante noticia de que no era india, con el consecuente estupor de su público. El tiempo ha pasado y la India Justiciera ha cambiado de cadena, pero ha mantenido el interés que su persona y sus poderes suscitan entre la comunidad paranormal canaria.
El breve respiro que nos ha dado el coronavirus ha permitido que vuelva a reunirme con Juan Carromero, en el espacio interior de su arepera de cabecera, sita en la Cuesta. El detective de lo oculto me recibe con su energía habitual, derivada de la ingesta continuada de cachapas, tequeños y, por supuesto, arepas. Mientras pide otra ración de todo, con doble de todo y extra de todo, me expone los resultados de esta última investigación.
“Los investigadores de los fenómenos paranormales estamos luchando constantemente por conseguir la valorización y el prestigio del conocimiento alternativo. Cada vez que aparece un garbanzo negro, tenemos a los arpíos dando por culo, como si todos los que se dedican al tema de la adivinación fueran unos estafadores. Por eso, considero que estudiosos como yo tenemos el deber de tener bien abiertos los tres ojos y señalar a quienes contribuyen al desprestigio de las ciencias alternativas, dando munición a los inquisidores de la malvada ciencia oficial.”
Mientras riega con fuentes de guasacaca su tentempié, Carromero sigue contándonos los motivos que le llevaron a poner sus ojos en la India Justiciera: “Hace unos años, se hicieron ustedes eco de la noticia que lanzó Tinerfe Loro, según la cual, la India no era realmente india. Eso no merece ser nombrado investigación, porque es bien sabido que la médium está asesorada por el espíritu de una india genuina, que no es lo mismo. Francamente, no sé por qué le dan ustedes cancha a un tipo tan indocumentado como Loro, habiendo estudiosos de mi nivel, pero ustedes verán… en fin, que mi colega -y uso el término de forma muy generosa- se equivocó una vez más y no enfocó el asunto de forma correcta. Yo sí porque ¿cómo puede llamarse justiciera esta señora, que hará o será india si así lo considera oportuno, si no es abogada? Eso es lo que importa.”
Tras pedir un zaperoco con leche desnatada y sacarina -“porque hay que pensar en cuidar no sólo los chacras, sino también la carne mortal”- Carromero nos cuenta cómo se desarrollaron sus pesquisas: “Primero me fui a la Facultad de Derecho de La Laguna y allí su decana, la señora Aránzazu Calzadilla, tras confundirme con un tuno tripitidor, me explicó que una cosa es ser abogado y otra tener un título en Derecho. No me quiso decir si la India tenía esa titulación o no, por no sé qué rollo de protección de datos. Creo que intentaba ocultar algo, si usted me entiende, pero quienes vamos en pos de la auténtica verdad no nos rendimos fácilmente.”
Después de acompañar su barraquito light con un ligero matahambres, don Juan continúa su relato: “Me fui al colegio de abogados y allí fueron un poco más colaborativos. Me entrevisté con Jonay Ríos, que se presentó como delegado de la institución para asuntos mutantes y me explicó que, salvo que se acreditara que los poderes de la India Justiciera fueran genéticos, no podía ayudarme. Me invitó a hacer una búsqueda en el directorio de sus colegiados pero no encontré nada ni por India ni por Justiciera, así que, ante mi desazón, el señor Ríos me dio las señas de dos expertos en magia con los que él trabaja mucho, unos tales Stephen Extraño e Illyana Rasputina. Confío en entrevistarme con ellos muy pronto, pero, como resultado preliminar, puedo confirmar que, a día de hoy, la India Justiciera no es abogada.”
Terminada la entrevista, dejamos al señor Carromero pidiendo otra ración de todo para llevar y evitando su enésimo intento de colocar a este medio los gastos de la comida en concepto de “dietas por caché en ámbito paranormal”.