La necesidad de mantener las aulas ventiladas en invierno dispara la industria de la manta esperancera

La necesidad de mantener las aulas de los centros educativos abiertas y ventiladas en invierno para impedir la expansión de la Covid-19 se ha convertido en una aliada inesperada de la manta esperancera, que ha visto disparadas las ventas en los dos últimos meses a consecuencia de la pandemia. Los artesanos y fabricantes de esta tradicional prenda en el municipio de El Rosario (Tenerife) apenas dan abasto para cumplir con los pedidos que les llegan desde el resto de Canarias y de la península.

Anselmo Padrón, que se dedica desde hace 35 años a tejer estas prendas de abrigo, señala que la facturación se ha disparado ya que proveen a multitud de colegios e institutos en zonas especialmente frías de España: «nos están mandado a pedir mucho desde zonas donde el pelete es importante y los niños se pasan seis horas al día en clase con las ventanas abiertas maldiciendo su suerte, muchos de ellos también en inglés porque están en colegios bilingües». Esta inusitada demanda ha obligado incluso a actualizar los diseños, ya que el tradicional no estaba siendo bien acogido entre los más pequeños: «el blanco con las rayas azules a los niños les parece aburrido, así que ahora los estamos sacando con estampados de Bob Esponja, los Teen Titans y los Vengadores; andamos tramitando las licencias, no creo que tarden mucho pero por si acaso no comente nada». También se han visto obligados a prescindir de la piedra que solía coserse en los bajos para evitar que las ráfagas de viento restaran efectividad a la manta «porque muchos niños las estaban usando para jugar al tonicazo, con dolorosas consecuencias». La «manta esperancera kids» está disponible en varias tallas, desde Infantil hasta Secundaria.

Por otra parte, fuentes de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias adelantan que en breve, sobre todo en los colegios ubicados en las medianías, «cambiarán los menús escolares y se dará únicamente escaldón hecho con gofio de Hermigua a base de millo, trigo, cebada y garbanzo, el mejor de las islas, hecho por las manos y los pies de hombres y mujeres canarios, que crea economía circular», según explican. Todo sea para combatir el frío y evitar que los niños sean diezmados por las pulmonías generadas en el intento de esquivar la Covid.

 

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