Minimizar las molestias a bordo y captar a un segmento importante de viajeros son los dos objetivos que se marcan las aerolíneas británicas con su nueva «Drunkard Class» o «Clase Cogorza», un espacio en el que los pasajeros que ya suban beodos a la aeronave en origen o manifiesten una clara intención de emborracharse a bordo para llegar cargados como piojos a las Islas puedan estar separados del resto del pasaje. La Comisión Nacional de Aerolíneas de Reino Unido ha hecho pública la disponibilidad de 5.000 plazas en esta nueva clase para la próxima temporada de invierno.
Johnnie Buchanan, portavoz de la Comisión, señala que «para nosotros es importante ofrecer el máximo confort y el mejor servicio a nuestros pasajeros, sin discriminaciones, ya sean una tranquila familia, ya sean hombres maduros que viajan sin sus parejas y quieren aprovechar al máximo ese tiempo bordeando el coma etílico ya desde el aeropuerto». La nueva Clase Cogorza se situará en la parte posterior de los aviones, tendrá mueble bar exclusivo y será atendida por guardas de seguridad con muy mala hostia para evitar que los altercados, que serán de libre disposición en el área, puedan extenderse al resto del avión, de forma que no se moleste al resto del pasaje.
Preguntado por la opción de no servir alcohol a bordo de los aviones, Buchanan rechazó la idea por ser, en el caso de las aerolíneas británicas, «aproximadamente dos tercios de nuestros ingresos, a ver si se creen que esto lo mantenemos con el precio del billete».
Por su parte, la Consejería de Turismo ha acogido con sorpresa este anuncio dado que, explican fuentes de la misma, «no es el perfil de turista que queremos captar pero para qué engañarnos, es lo que hay y lo que seguirá viniendo mientras tengan alcohol tirado de precio en las zonas turísticas y todo incluido por cuatro duros, así que bienvenidas sean esas plazas extras».