Los puestos de castañas asadas empiezan a vender helados

A la vista de las altas temperaturas de estas fechas y de que, en general, los meses de octubre y noviembre cada vez son más cálidos, los puestos de castañas asadas de las dos capitales canarias suman a su tradicional oferta de castañas y golosinas neveras de helados y máquinas de granizados con los que captar el paladar del transeúnte y poder facturar mayores (o al menos algunos) ingresos.

Chari Pérez, que lleva 35 años al frente de un puesto en la Rambla de Santa Cruz, asegura que «no queda otro remedio que adaptarse al cambio climático; la gente casi no compra castañas porque a quién le apetece quemarse de las yemas de los dedos y clavarse las astillas de la cáscara de las castañas a 28º, encima de todo el esfuerzo te quedas sudando». Esta castañera recuerda aún cuando el fruto seco era su única oferta y los chicharreros iban buscando calentarse las manos con su producto.

Sin embargo, la demanda ha ido bajando con los años y el calor le ha dado la puntilla, así que ha ido añadiendo a su puesto otros artículos como golosinas, paquetes de papas fritas, churros, buñuelos, algodón dulce, bolsas de cotufas y medicinas y tabaco de contrabando. Los castañeros ya han conectado las primeras neveras a las tomas de electricidad municipales y se afanan para ofrecer ricos helados con sabores diversos, incluido, cómo no, el de castaña.

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