La formación política integrada por bebes, infantes y personas pequeñitas lleva un tiempo instalada en la crisis. A la ilusión inicial generada por su fundación, hace unos años, en Fuerteventura, han seguido una serie de crisis, producidas por las sucesivas decepciones electorales, las controversias sobre las mejores estrategias para revertir la pérdida de votos y los escándalos en los que se han visto envueltos algunos de sus dirigentes. El último conflicto ha venido dado por la dimisión de uno de sus dirigentes, Ángel Viña.
Viña, que ostentaba el puesto de vicepresidente de la zona de sueño de un jardín de infancia en Corralejo, ha renunciado a su cargo, después de ser imputado formalmente como presunto encubridor de una trama de sustracción de yogures en dicha guardería. Después de diversas presiones, Ángel, que se había resistido a dar ese paso, se ha visto forzado a asumirlo y nos ha concedido en rigurosa primicia una entrevista, tras la presentación de su renuncia. Como don Ángel tiene apenas tres meses, les presentamos la versión traducida.
“Mi imputación es ciertamente infamante” -comienza su declaración- “en este país es imposible hacer política contra los poderosos, porque siempre ganan los malos” -añade, para concluir que “me iría con la cabeza bien alta y los dientes muy apretados, pero aún no tengo ni la dentición de leche”.
El señor Viña ha terminado su declaración con una sentada en el patio de la guardería, coreando con algunos de sus adláteres el eslogan “¡Feo, malo, enemigo caca!”