«¡¡¡Yiiiiiha, muchacho, qué hay de nuevo en esta parcela!!!» han sido las primeras palabras del presidente del Cabildo de Lanzarote, Oswaldo Betancort, a su regreso de la misión institucional y empresarial que le ha llevado al Estado norteamericano de Texas en los últimos días. Luciendo unas ostentosas botas de cowboy con espuelas y un sombrero a juego, con una brizna de paja entre los labios, el presidente insular ha regresado a Lanzarote satisfecho de los resultados y hablando con un extraño acento que recuerda al de las reuniones de José María Aznar con George Bush en los primeros años 2000.
Tras visitar Dallas y San Antonio, celebrando los lazos de estas ciudades con los emigrantes canarios del siglo XIX, Betancort ha vuelto a la Isla exultante, y según funcionarios del Cabildo «de alguna forma, ha logrado colar un Smith&Wesson de 9 mm, con la que dispara al aire cuando está contento por cualquier motivo». De igual forma, el presidente está decidido a hallar petróleo en suelo lanzaroteño; personal del Servicio de Ordenación Urbanística asegura que el presidente dedica al menos dos horas cada mañana a cavar agujeros al azar en busca del oro negro. «Howdy, y’all!!!» saluda Betancort cada mañana antes de enfundarse su outfit texano y recorrer la Isla en busca de puntos idóneos para extraer petróleo.
En cuanto a las críticas de la oposición por el coste del viaje y las dudas en torno a su utilidad real, Betancort manifestó que «ah, esos malditos cuáqueros, so annoying, yo les daré una buena lección», sin que posteriormente aclarase a qué se refería.
El Gabinete del presidente estima que su fase texana durará aún dos o tres semanas más pero temen cómo pueda volver de la Feria de Turismo de Argentina, que se celebrará el próximo mes de enero y en la que Lanzarote participa con stand propio.