En breve colgará de las paredes de la sede de Presidencia del Gobierno el retrato que inmortalizará al anterior presidente, Paulino Rivero, siguiendo una tradición que se remonta a la Junta Preautonómica. En este caso, el óleo se ha encargado al joven artista Yeray Acosta, oriundo de Tuineje, quien ha optado por representar al expresidente en la que considera «ha sido su faceta más interesante y fructífera para las Islas, esto es, la de corredor, o runner, como dicen las modernas».
Acosta entiende que «en la imagen de Paulino Rivero corriendo se puede apreciar lo más destacado y recordable de sus dos mandatos, ya que lo demás es para olvidar». Algunos críticos han querido ver en este lienzo de estilo academicista una sutil metáfora de los desvelos de Rivero por Canarias, plasmados en la imagen sudorosa de un líder desafiante ante los retos, en eterna persecución de mejorar sus marcas, pero Acosta desmiente estas interpretaciones asegurando que «si es que no hay más, es un nota corriendo, y si suda es porque está corriendo en un día de calor; ahí no hay ninguna ‘deshidratación por el alma canaria’, como he llegado a leer en el Review of Young Canarian Artists«.
Los retratos presidenciales son una costumbre extendida en las Comunidades Autónomas. En Canarias, por ejemplo, la galería que recuerda a los expresidentes nos muestra a Jerónimo Saavedra inmortalizado en el momento en el que le comunican que Hermoso le va a hacer una moción de censura, a Manuel Hermoso maquinando esa moción de censura en la soledad de su despacho (para enfatizar el dramático momento, del retratado sale un bocadillo en el que se puede leer «muahahaha») o a Lorenzo Olarte rememorando anécdotas de la UCD para una audiencia soñolienta. Todos los retratos, salvo éste, fueron encargados en su momento a Pepe Dámaso.
Pues ya verá seña Maruca cómo se van a apuntar a esa moda las demás viejas glorias mastodónticas… O a quién no le gustaría ver a Richy montado en un kart a toda pastilla por la autopista (o por su circuito del sú), o a Inés Rojas hablando con los muertos en una bola cristal… Ayyyy, «yasviría miniña»