Según se ha informado a los medios, el presidente del gobierno canario, Paulino Rivero, ha aprovechado su estancia en Madrid para tatuarse unos símbolos tribales con los que espera incrementar su carisma en estos tiempos difíciles para las islas.
Tras el decepcionante discurso económico que desde Moncloa se trasladó a los presidentes autonómicos allí reunidos y que, para los responsables del ejecutivo canario, no hacen sino alejar a nuestra comunidad de los planes de España y Europa, Paulino Rivero se reunió con su gabinete de crisis para analizar las medidas a tomar, llegando a la conclusión de que, tras las tensiones de los recientes congresos y los recelos de algunos de los pesos pesados del partido para aprobar su presencia al frente del gobierno y de Coalición Canaria, lo mejor sería realzar la figura de Rivero de cara a reforzar su imagen tanto dentro como fuera de las islas.
El tatuaje, de naturaleza tribal, fue encargado en secreto a un estudio madrileño para evitar posibles filtraciones a la prensa, y según aseguran los que lo han podido ver, no sólo realza el magnetismo del presidente sino que eleva su carisma hasta niveles no previstos.
Fue el propio Paulino Rivero el que escogió el diseño entre varias de las propuestas, y parece ser que el Gobierno de Canarias ha comprado los derechos del dibujo en exclusiva para evitar las previsibles copias que podrían acabar en manos de sus adversarios políticos.
Se espera que en los próximos días se presente de manera oficial, una vez que los servicios de protocolo del gabinete de presidencia consigan encontrar la manera mas correcta de ir suavizando la seriedad de la vestimenta en actos oficiales para sustituir el traje oficial por otra prenda que permita lucir el tatuaje, un trabajo que ha sido encargado a una prestigiosa consultora en moda que ya está trabajando en el diseño de una camisa semitransparente o una camisa sin mangas que deje los hombros y parte del pecho al descubierto y que permita así transmitir la fuerza de la simbología tribal.
Mientras tanto, y aprovechando el calor, las próximas reuniones se celebrarán a puerta cerrada y sin aire acondicionado, lo que permitirá que el presidente pueda acudir a torso descubierto.