Hicieron correr ríos de tinta en la década de los noventa: ¿vestigios de la cultura aborigen o simples amontonamientos de piedras hechos por campesinos en épocas recientes? Ahora el debate sobre las misteriosas Pirámides de Güimar parece haberse resuelto. Y es que la finalidad de las enigmáticas estructuras que enfrentaron a estudiosos y profesores de la Universidad de La Laguna no era otra que la de servir de base a naves extraterrestres procedentes del espacio exterior.
El descubrimiento ha sido tomado con relativa resignación por los que veían en las pirámides un eslabón geográfico entre civilizaciones como la Egipcia y la Mesoamérica y sostenían el origen prehispánico de las cosntrucciones. «Hasta ahora siempre nos pareció una teoría factible», admite decepcionado un experto. Por su parte, arqueólogos y esceptícos que defendían que solo se trataba de de majanos creados para liberar suelo agrícola, señalan que la nueva explicación «demuestra lo peligroso que resulta contaminar la historia con leyendas y especulaciones absurdas».
En realidad las enigmáticas construcciones resultaron ser tan solo una base logística de ovnis construida por una civilización extraterrestre. Planificar futuras invasiones a la tierra y someter a la humanidad a un reinado de terror formaban parte de sus sencillos cometidos. «Me encanta la isla», declaró XW-321, procedente de Marte y que aunque prefiere mantenerse ajeno a polémicas terrestres, apunta, «esas imágenes de guanches construyendo pirámides siempre me pareció un tanto descabellada». Y es que, como nos enseña la navaja de Ockham, la teoría más simple siempre tiene más probabilidades de ser la correcta.