Mario Mora, asesor de imagen y consejero especializado en estrategias de publicidad, sorprendió la semana pasada al presentar en su Teror natal un nuevo concepto que, sin duda, constituirá en el futuro inmediato un importante yacimiento de empleo: el insultador o verdulero asistente.
En una conferencia celebrada en el auditorio del municipio grancanario, el señor Mora dio a conocer un nuevo concepto de asesoría, adaptado a las necesidades del mundo contemporáneo: “Tenemos al personal shopper; tenemos al asesor de imagen y tenemos todo tipo de coachers, pero aún falta un aspecto muy importante: alguien que nos asesore, ayude e incluso represente en las discusiones. Por eso, he decidido presentar esta nueva línea de mi agencia asesora: un insultador que ayude a quien lo necesite en sus discusiones cotidianas.”
Para la tertulia y la red social
“Un verdulero profesional es bien necesario en este mundo en el que la argumentación y el debate han sido sustituidos por el rebumbio, el griterío y la incapacidad para ver más allá de la superficie. Las discusiones se vuelven circulares, por no decir eternas y se pierde mucho tiempo con ellas. Así pues, yo ofrezco a personas especializadas en la invectiva, el insulto e incluso la filípica, cuando hay algo de más nivel. Nuestra verdulería ofrece acompañantes para las gestiones que se retrasan, las ventanillas con ocupantes bordes, los caraduras que se cuelan en la cola del supermercado, los trolls de Internet o las tertulias en emisoras de medio pelo.”
Las tarifas de este novedoso servicio abarcan desde una tarifa económica –con un catálogo de cinco imprecaciones típicas de las lenguas de las islas como “tolete”, “bambayo”, “guanajo”, “canchanchán” y “totorota”- a una de gran lujo en el que el asesor despliega un catálogo de insultos digno del Capitán Haddock.