La editorial «El Rescate de los Recuerdos», que cuenta en su catálogo con obras como «Vivencias de un campesino tacorontero en Haría», ha presentado el debut del joven investigador de Historia del Periodismo Lucas Medina, quien en su libro «Grandes miserias del periodismo canario», ha recopilado una serie de trifulcas privadas entre periodistas y comunicadores que se han sucedido en las Islas en los últimos quince años. El autor ha asegurado que aspira a que su obra se convierta «en una referencia, en un Natura y Cultura de lo más lamentable del cuarto poder en el Archipiélago».
Lucas Medina señala en su obra, prologada por el director de El Blogo Feroz Paco Almagro, que «estas disputas a menudo son privadas y están motivadas por discrepancias de tipo personal o de orden económico, o se desencadenan cuando algún periodista próximo al poder ve que otro amenaza su parcela de influencia». En todo caso, Medina indica que «son peleas que en general ocupan horas y horas de radio o de tertulias televisivas y decenas de artículos y espacio en los periódicos, sin que al lector, oyente o espectador le importe lo más mínimo, ni le aporte nada». Para el investigador, «en Canarias el receptor de información ha desarrollado una especie de coraza que le hace creer que esto es normal o que incluso es buen periodismo, cuando la verdad es que es un zurullo clavado a un palo, si se me permite la expresión».
En este libro se aborda la actualidad más reciente, con la última discordia entre José Carlos Alberto y su tocayo Marrero; pero también se dedica espacio a antológicas peloteras como las sostenidas entre Carlos Sosa, de CanariasAhora.com y el difunto José Rodríguez, director de El Día, o las de Francisco Chavanel y el propietario de Canarias7, Juan Francisco García. La obra dedica dos capítulos en exclusiva, por la complejidad, cantidad y disparidad de sus agarradas, a pesos pesados del periodismo en las Islas, como Andrés Chaves y el tristemente desaparecido Jorge Vargas.
El autor asegura que escribir este libro «era un trabajo de investigación necesario pero que me ha dejado emocional y mentalmente exhausto, tras tener que bucear horas en las hemerotecas para remontarme a los orígenes de conflictos que no solo no tienen el menor interés para la audiencia sino que muchas veces están expresados a base de indirectas que tampoco se dirigen al lector, por lo que es más difícil comprenderlas».
El concepto de muchos de estos origenes de algunos de estos aberrantes mal dichos periodistas, es muy sencillo, han estado a la sombra del «impuesto revolucionario» que algunos de estos crapulas de esto han estado viviendo de ese cuento, haciendo un flaco favor al periodismo
Debe haber un error, Maruca. En la foto ha aparecido Andrés Cháves, como si fuera periodista.