La guerra de la Graciosa ha dado un vuelco inesperado. Los parlamentarios de los dos Estados que se reparten la ínsula chinija votaron por unanimidad, asentimiento y aclamación la instauración de Rita Martín como monarca absoluta de una isla unificada bajo su dominio.
Fuentes cercanas a los gobiernos nord y sudgraciosero sondeadas por este medio indicaron a este reportero que este nombramiento se produjo como consecuencia de un malentendido. Al parecer, Martín (mediadora nombrada por la ONU para el conflicto chinijo) presentó nuevamente una propuesta para que ambas repúblicas tuvieran una única reina carnavalera. Sin embargo, al hacerlo en inglés provocó que las cámaras legislativas -reunidas en dieta en caleta del Burro durante un alto el fuego- interpretaran algo muy distinto. A consecuencia de ello, Rita Martín ha sido proclamada Faraona de la Alta y la Baja Graciosa (nuevas denominaciones de las antiguas repúblicas) con el nombre de Rita I.
Rita I de la Graciosa y V de Teguise
La primera medida de la nueva gobernante ha sido la invasión del municipio conejero de Teguise. Fuerzas del Ejército Unificado de La Graciosa, escoltadas por una nutrida flota de la nueva armada imperial graciosera, desembarcaron en Famara y avanzaron hasta plantar la bandera graciosera –en su nueva versión, conformada por la imagen de la Faraona en mallas de baile- en el Cactus Garden. Allí proclamaron a Rita Martín monarca del nuevo Reino de Teguise, primer dominio del Imperio Nuevo de La Graciosa. Esta maniobra imperialista ha tenido consecuencias en el plano militar. Alarmados por ese ataque a su isla natal, los tercios de la Legión Conejera se han amotinado y, desde su fortaleza en Alegranza han atacado y conquistado Montaña Clara y los Roques. Fuentes de la cantina legionaria han indicado la posibilidad de un desembarco en Haría para proceder a la recuperación de Teguise para la isla de Lanzarote.
