La sabiduría popular canaria podría dar el salto a las farmacias si prospera la iniciativa liderada por un colectivo de abuelas y madres canarias que presiona para que en las boticas se dispense «una tacita de agua» o «un agüita» como remedio frente a múltiples dolencias de diferente índole. Tras la autorización definitiva a los productos homeopáticos, Sanidad podría dar un paso más en la inclusión de terapias alternativas, aunque en este caso con dos ventajas añadidas: el bajo coste y la probada efectividad.
Seña Antonia, portavoz del colectivo y con 2 nietos y un bisnieto, asegura que «esto hay que probarlo con gente que no sea canaria también, a ver si a ellos les funciona, pero está claro que al canario le va bien tomarse un agüita cuando tiene un catarro, o está destemplado o tiene cagalera; la greñamillo, sin ir más lejos, hace de todo y todo muy sano». Madres y Abuelas Canarias x la Tacita de Agua (MACTA) se muestra convencida de las asombrosas propiedades de las distintas hierbas que podemos encontrar entre la flora autóctona de las Islas, cuyos efectos pueden potenciarse solo si a la infusión se le añade miel, limón, un chorro de ginebra, cuatro Trankimazin™ y una onza de pólvora negra.
En caso de darse el visto bueno a esta iniciativa, el Servicio Canario de Empleo prepara sendos convenios con Mercatenerife y Mercalaspalmas para que acepten la receta electrónica, así como campañas de concienciación para que la población no se automedique recogiendo hierbas al azar tanto en el monte como en los jardines de los núcleos urbanos.
Cabe señalar que José Manuel Corrales, concejal de algún partido en el Ayuntamiento de Santa Cruz, ha manifestado su apoyo a la dispensación de tacitas de agua en las farmacias «siempre que no sea con agua de Emmasa, que envenena a los santacruceros cuando no les está cortando el suministro, como todo el mundo sabe».
Al ahorro que podría producirse de salir adelante esta medida se suma el descenso en el número de bajas laborales que se ha producido en el año 2013, después de que científicos de la ULPGC redujeran la movilidad del virus que anda, minimizando sus efectos entre la población.
«Agúita guisá», así me la ofrecía mi abuela. Que se confundía al hacerse un agua de anís echándole comino. Se regañaba toa, pero se la bebía igual.