Triunfa en Feboda una empresa que organiza bodas normales

Muchas de las más de 6.000 personas que el pasado fin de semana pasaron por el Recinto Ferial de Santa Cruz de Tenerife para asistir a la feria de las bodas, Feboda, pararon en el stand de «Rancios Casamientos SL», una empresa innovadora y a la vez clásica, que ofrece todos los servicios necesarios para organizar una boda normal, de las de siempre, «la gente quiere sentir vergüenza ajena en las bodas, pero la de toda la vida, no la de estas cosas modernas», según explica su gerente, Alonso Quintana.

Quintana señala que «detectamos una necesidad emergente en muchas parejas de volver al sabor añejo de las bodas de antes, aquellas bodas de los 80 a las que ibas con tus padres y toda tu familia; muchos quieren recuperar esos recuerdos, y nuestra empresa pone a disposición de los clientes todo lo imprescindible para ello». Conscientes de que la verdadera identidad de estas bodas la daban los singulares personajes que las poblaban, «Rancios Casamientos SL» alquila un amplio catálogo de figurantes que harán de la celebración «un bello retorno a rincones de la memoria». Así por ejemplo, puede disponerse de la cuñada borracha, el primo que nadie conoce, la sobrina de 14 años embutida en un traje y estrenando tacones con los que tropieza cómicamente todo el rato, el repartidor de puros, el cortador de corbatas, y la tía del novio que recauda dinero por las mesas con una botella de Fuente Alta, pero especificando que mejor billetes, porque «monedas no entran». Y por supuesto, el animador de todas las bodas con su «vivan los novios» y «que se besen» a intervalos regulares y tarifados.

Dentro de la oferta gastronómica, «en los más selectos locales con mantelería de papel a cuadros y cobertura plástica», pueden encontrarse menús que incluyen medios pollos, vino peleón, Mirinda, queso blanco insuficiente, croquetas, dátiles que nadie se come y, por supuesto, una tarta de merengue («el fondant lo tenemos prohibido, y los cupcakes, ni le cuento», indica Quintana) «que todo el mundo acepta en el plato por compromiso pero que en realidad luego nadie se atreve a llevarse a la boca porque de ahí al coma diabético hay sólo un paso».

La ambientación musical también está garantizada con los servicios de un pinchadiscos, al que Alonso asegura que «no llamamos DJ para preservar nuestro espíritu vintage», o de una orquesta, que tiene en «La ventanita del amor» una de sus grandes bazas. «La pueden tocar en bucle si el cliente lo pide, aunque nuestro repertorio es más amplio».

Alonso Quintana cree que «es hora de recuperar estas bonitas bodas, en vez de tanto entrar a la iglesia con una coreografía o dar sorpresas a los novios que, cuando cumplan las bodas de plata, les harán preguntarse en qué estaban pensando».