La repetición de las elecciones generales el próximo 26 de junio y la previsible reiteración de los resultados obtenidos el pasado 20 de diciembre, han llevado a un conjunto de ciudadanos de las islas a proponer un nuevo modelo para la elección y nombramiento del ejecutivo nacional: apelar al Un, dos, tres.
El mítico concurso televisivo de preguntas, pruebas de habilidad y subastas ideado por Narciso Ibáñez Serrador es la solución que permitiría desbloquear la ausencia de mayorías suficientes en las Cortes. Al menos así opina el grancanario Melquiades Vargas, analista político en una tele local y fan del legendario espacio televisivo desde la época de Kiko Ledgard.
En una nota remitida por e-mail a la redacción de El Baifo Ilustrado, don Melquiades describe cómo sería el concurso en esta ocasión, que llevaría por nombre “Un, dos, tres: a votar esta vez”.
En el concurso participarán tres parejas: Mariano y Albert, original y clon y residentes en Madrid; Pablo y Alberto, comprador y vendedor y residentes en Caracas; Pedro y Susana, pasado y futuro y residentes en Suresnes. Por su parte, los partidos nacionalistas actuarán como sufridores en plató o en casa (en función de los votos obtenidos en los últimos comicios).
El programa tendrá la estructura habitual, incluyendo las actuaciones musicales o la intervención de humoristas. En este último apartado se estrenará Juan Rosell, presidente de la CEOE, que repetirá hasta la saciedad su chiste en torno al carácter decimonónico del contrato fijo indefinido.
En la primera fase, las parejas concursantes deberán contestar por veinticinco votos cada una, a las preguntas que se les formulen, y que podrán versar sobre temas tan dispares como la deuda pública, los servicios sociales o el rescate bancario. Atento a las respuestas de los participantes estará el trío de tacañonas, que en esta ocasión estará compuesto por Angela Merkel, Christine Lagarde y el espíritu de Margaret Thatcher.
En la segunda fase, las parejas deberán sortear diversas pruebas de habilidad esquivando peligros tales como declaraciones complementarias del IRPF, papeles panameños o declaraciones inadecuadas en medios y redes sociales,.
En la tercera y última fase, la de la subasta, las parejas tendrán que ir escogiendo y descartando los objetos que el staff del programa vaya trayendo. Cada regalo tendrá una tarjetita al final de la cual puede encontrarse un ministerio, una subsecretaría, un asiento en el Tribunal Constitucional o una auditoría del Tribunal de Cuentas. El señor Vargas opina que, vistos los concursantes, lo más probable es que todos se lleven la Ruperta.