El alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, ha estado el fin de semana recorriendo el municipio a caballo y alentando a los ciudadanos a unirse a la defensa de la ciudad frente al invasor inglés, tras participar en la recreación de la Gesta del 25 de Julio que se celebró el pasado viernes con lo que parece un completo exceso de entusiasmo. Según relatan los testigos, cuando ya estaba por finalizar la escenificación de la derrota de las tropas de Horatio Nelson, el alcalde chicharrero sufrió un desvanecimiento, causado por la emoción, y al despertarse insistió en ponerse al frente de las milicias locales ya que «no hay forma de encontrar al general Gutiérrez».
A lomos de un caballo del parque móvil municipal, y ataviado con un uniforme de la época napoleónica que adquirió hace dos carnavales en una tienda china, el alcalde ha visitado incansable todos los rincones de Santa Cruz exhortando, sable en mano, a hombres y mujeres a que «den lo mejor de sí mismos, y hasta la última gota de sangre si fuera necesario, para que Santa Cruz siga siendo fiel a la Corona de Castilla y evitemos que esos pérfidos ingleses nos invadan con su té, sus pastas y sus pasteles de carne». Bermúdez sube regularmente a Taco para tener una buena visión de la entrada a la ciudad por mar, convencido de que los barcos de Nelson cercan Valleseco.
El alcalde asegura que «durante 219 años nos hemos mantenido invictos, pero basta con que flaqueemos una sola vez para que todo ese esfuerzo se venga abajo y dejemos de ser la Muy Leal, Noble e Invicta; insto a todos los chicharreros a que se unan a la lucha para defender la ciudad». Mientras organiza a los actores, que le acompañan desde el viernes sin poder acudir a sus casas al sentirse incapaces de dejar solo a Bermúdez, el alcalde ha delegado sus funciones en el Consistorio en la estatua del sabandeño que está situada en Tomé Cano.
Un equipo de médicos y psicólogos está haciendo un seguimiento del alcalde y se espera que a lo largo del día de hoy se le pueda disparar un dardo tranquilizante, a fin de trasladarlo sin resistencia al Hospital Universitario, donde recibirá tratamiento y descargas.
A mí lo que me asombra es cómo estaban de hermosos los soldados de aquella época… No sé, con toda esa «grandiosidad» no sé como se podían mover…