“Las murgas tinerfeñas necesitan una renovación musical”. Así de contundente fue la conclusión expresada por Tinguaro Corchea Compasillo, portavoz, representante, miembro fundador y cincuenta por ciento del capital humano de AMURCHI (Amigos de las Murgas Chicharreras). “Las murgas hemos -y digo hemos porque yo también me considero murga en mí mismo- hemos perdido el norte artístico y musical. Es necesario afrontar un proceso de autocrítica, regeneración y refundación”
Estas afirmaciones, que han causado hondo estupor entre la comunidad carnavalera tinerfeña, fueron realizadas el pasado miércoles de ceniza durante la presentación pública de AMURCHI, donde el erudito y murgólogo se despachó a gusto contra lo que calificó, eran los demonios familiares de las carnestolendas chicharreras. Cargó particularmente contra el concepto de “afilarmónica”, que en su opinión ha provocado una relajación en la disciplina creativa de sus integrantes y la consecuente decadencia de su arte.
“El proceso de composición y creación musical está anclado en un bucle sin fin” –afirmó el orador en un momento particularmente apasionado de su discurso- “Se repiten sin fin los ataques al vecino canarión y a su confusa sexualidad, toda ella respetable y somos capaces de más. El futuro está en nuestras manos, damas, caballeros, murgueras y murgueros todos” –sentenció ante el auditorio presente, compuesto por los asistentes a un hogar de la tercera edad del norte de la isla, cuya sede acogió
la presentación de la asociación de amigos de las murgas chicharreras.
La segunda parte de la disertación discurrió por los caminos que, según don Tinguaro, debería seguir la familia murguera para afrontar los retos del nuevo milenio. “Renovarse o morir” –afirmó, mientras indicaba que en la creación intelectual había que mantener “mens sana in corpore insepulto, como decía el filósofo ateniense Kostas Salapasidis”. El orador afirmó que había que seguir el ejemplo de otras disciplinas afines como la música clásica y afrontar lo que llamó el ineludible proceso de tuneado de la canción murguera.
Corchea sentenció que la música clásica estaba muerta, enterrada y difunta para el gran público, salvo para una minoría apolillada que olía a Brummel y Varón Dandy, y que gracias a la labor del compositor manchego Luis Cobos había vuelto a la actualidad con renovados bríos. “Para no aburrirles, porque ya llevo hora y media de discurso” –concluyó- “digo sin temor a no equivocarme que las murgas chicharreras necesitan a Luis Cobos”.
“Cobos tiene un estilo inimitable, caracterizado por la mejora de las composiciones clásicas gracias a la incorporación de recursos de la categoría del chimpum, el chunda chunda y el parranchimpum, todo ello aderezado con las oportunas ayudas de lo electrónico. El resultado ha arrancado las lágrimas de los amantes de la buena música. ¿Qué hubiera sido de intérpretes de la talla de Mecano, Tino Casal u Obús sin la intervención de este artesano de las fusas? ¿Qué habría sido de la movida sin un tema de la talla de “Dancing in Paris”? Desde aquí animo a los responsables de la Afilarmónica Ni fu ni fa, prez y honra del carnaval chicharrero, a que fichen como nuevo director a Luis Cobos.”
Las polémicas y contundentes declaraciones del señor Corchea derivaron en un acalorado debate donde varios de los asistentes sufrieron subidas y bajadas de tensión, hasta que orador y auditorio fueron desalojados para dar cabida al baile semanal del hogar, amenizado por los acordeones del grupo “Telesforo y sus marchosos”.
Luis Cobos que no pierda el tiempo con las murgas.
Si quiere petarlo que una su talento al de Pepe Benavente. Ese «Polverete» con arreglos de orquesta y una caja de ritmos quedaría…¡¡¡bocatti di cardinale!!!