El libro de reciente publicación «Calatrava a mi pesar» confirma que el Auditorio de Tenerife fue construido a espaldas del entonces presidente del Cabildo, Adán Martín, y del resto del grupo de gobierno. Al parecer, y desoyendo la negativa de Martín, el famoso arquitecto Santiago Calatrava inició por su cuenta y riesgo la obra del polémico edificio con la única ayuda de sus propias manos y 16.000 millones de pesetas de un préstamo de COFIDIS.
Aunque Calatrava intentó mantener la construcción del edificio en secreto -trabajando solo por las noches- fueron muchos los vecinos del barrio de Cabo Llanos que llamaron a la policía local alertados por la gran estructura curva de 60 metros de altura que emergía del interior del espacio vallado junto al mar.
Tras terminar la obra y pegar el último trencadís, el arquitecto deslizó la factura por debajo de la puerta del despacho de Adán Martín y huyó a Valencia, donde continuó con la construcción de seis nuevos auditorios que tenía pendiente.