La querencia del pueblo canario por los apodos o nombretes –concretada en una sección específica del Registro civil– puede convertirse en cuestión legal, si prospera una iniciativa legislativa popular que plantearía al Estatuto de Autonomía la incorporación de nuevas denominaciones para las siete islas.
Antonio “el alcalde” y Arsilda “la coruja” son los promotores de esta iniciativa que han tenido a bien explicar en líneas generales:
“Nosotros residimos en La Laguna desde hace muchos años y nos hemos dado cuenta de que la mayoría de sus calles principales son reconocidas por denominaciones que no rezan en las placas identificativas. Todo el mundo conoce la Carrera, Herradores o la Milagrosa, pero casi nadie se acuerda de sus nombres oficiales. Con las personas sucede lo mismo; a nosotros, que venimos de La Palma, nos conocen más por los nombretes que por los apellidos. En consecuencia, hemos pensado que las islas deberían adoptar como nombres oficiales las denominaciones oficiosas explicativas de las cualidades por las que la población las reconoce.”
Amablemente, los promotores de la ILP han tenido a bien remitir a este pobre juntaletras una relación de nombres propuestos para cada isla:
Gran Canaria: Secarralia
Tenerife: Picudia
La Palma: Manicomia
La Gomera: Chisteria
Fuerteventura: Capraria
El Hierro: Eligia
Lanzarote: Manriqueria.