Varios delincuentes lamentan lo mal que se cuentan sus historias en la prensa tinerfeña

Los presos de Tenerife II quieren ver sus historias correctamente reflejadas.
Los presos de Tenerife II quieren ver sus historias correctamente reflejadas.

Yeray «El Negro», Rubén «El Navajas» y Tito «El Maradona» son tres internos del centro penitenciario Tenerife II que firman una carta conjunta a los principales periódicos de Tenerife para protestar por la baja calidad de las secciones de Sucesos respectivas, ya que a su juicio «tal y como están redactadas actualmente las noticias, no se cuentan bien nuestras historias ni el público conoce en todo su esplendor el alcance de nuestras acciones delictivas».

Se muestran especialmente críticos con los periodistas Tiburcio Fumado y Adelaido Herrera, dos de los reporteros con mayor renombre dentro de la crónica negra de la Isla. «El Negro», «El Navajas» y «El Maradona» les acusan de «haberse entregado a un periodismo rococó, en permanente búsqueda del giro semántico más ingenioso aun a costa de desvirtuar el sentido de la oración, y con un abuso sistemático de perífrasis que nada aportan y que embarran la sintaxis». «El Navajas», condenado a seis años por robo con fuerza, agresión, estafa y amenazas, explica que «cuando leí en el periódico la crónica de mis andanzas me sentí profundamente decepcionado, porque me di cuenta de que ningún lector podría discernir si primero atraqué la farmacia y luego le di un tirón al bolso de aquella anciana, o al revés, o en qué momento de mi carrera como maleante decidí reventar coches y asestar varios navajazos a un vigilante de seguridad».

Tito «El Maradona» señala que «el derecho a la información asiste a todos los ciudadanos y los periodistas tienen depositadas en sus manos esa sagrada labor, ya sean de Política, como de Cultura, como de Sucesos; son los historiadores del presente, y como tales, les corresponde dar fe de la realidad con un estilo que sea fácilmente accesible para la mayoría».

Los tres delincuentes se plantean ahora invitar a alguno de estos periodistas a la cárcel e iniciar un motín «para ir supervisando sobre la marcha cómo redactan la noticia».

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