Los dos hospitales de referencia de Tenerife, el Universitario y Nuestra Señora de La Candelaria, registraron anoche hasta seis ingresos de personas que cayeron en un estado de profunda somnolencia mientras veían la retransmisión del certamen de rondallas a través de un canal local. Cunde la alarma entre los profesionales sanitarios porque esta cifra duplica el número de ingresos del año pasado. Asimismo, el certamen dejó dos heridos de carácter leve por contusiones en la cabeza al caer de frente desde sus butacas del Auditorio Adán Martín, donde seguían en directo el certamen, siendo atendidos en el acto por los servicios médicos de Protección Civil.
Armando Negrín, jefe del servicio de Neurología del Hospital Universitario, aseguró que «hay gente que se emociona tanto viendo a las rondallas que el cuerpo, que es muy sabio, activa un mecanismo de defensa para proteger al corazón de un infarto, y lo que hace es segregar cantidades anormales de melatonina, la hormona que favorece el sueño, hasta el punto de que se entra en una somnolencia incontrolable y finalmente se acaba en coma». Según Negrín, este estado puede durar entre dos semanas y tres meses. Recuerda el caso de un hombre de 53 años que despertó pasadas cinco semanas, «lo primero que hizo fue preguntar si habían ganado Los Aceviños, y al decirle que no, que había ganado otra vez el Orfeon La Paz, del shock volvió al coma ocho días más».
La consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias contempla con preocupación el incremento anual de estos casos, por el sobrecoste sanitario que representan, dado que son camas que se ocupan sin que se sepa con certeza cuándo van a desocuparse. Por eso, se han planteado medidas como no volver a retransmitir el concurso y obligar a quienes lo vean en directo a suscribir un seguro médico privado en el momento en el que adquieran la entrada. El certamen de rondallas pasaría así a convertirse en una actividad de alto riesgo.
Desde el Ayuntamiento de Santa Cruz ya se han puesto en contacto con las familias para facilitarles todo el apoyo que necesiten. Fernando Ballesteros, concejal de Fiestas, reconoce la necesidad de articular medidas para evitar que este problema vaya a más en el futuro, pero rechaza renunciar a la retransmisión o suspender el certamen, como piden los más radicales: «Las rondallas representan una parte integrante fundamental de la fiesta y el cachondeo, es decir, la bajona, y como tal seña de identidad Santa Cruz no puede renunciar a ellas».