El fallecimiento de la orca Keto en el popular y polémico zoológico Loro Parque ha tenido como inesperado resultado una protesta formal proveniente del colectivo de cetáceos neozelandeses “E kore rawa e hinga nga tohorā whakakotahi”.
El cadáver del cetáceo fue llevado en un tiempo récord desde Tenerife hasta Gran Canaria, donde un equipo veterinario del Instituto Universitario de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria (IUSA) -entidad dependiente de la ULPGC- realizó la necropsia trabajando a destajo. Antes de proceder a esta tarea, se realizó un acto de respeto al difunto animal proveniente de la cultura maorí, lo que ha desencadenado la protesta de la asociación ballenil.
Nos ponemos al habla con doña Tohora Kahurangi, una ballena azul que actúa como portavoz de la asociación, gracias a un curso intensivo de balleno impartido por Anabel Alonso durante su visita a las islas para representar La Celestina. Ella nos explica los motivos de su protesta: “Ese acto es parte de la cultura maorí, que tiene con los cetáceos una relación muy profunda. Es cierto que con esa petición de concedernos derechos humanos están mingitando un poco fuera de la fosa. ¿Derechos humanos? En todo caso ¡derechos ballenos! Ustedes siempre pretendiendo hablar en nombre del resto, pero me estoy yendo por otra corriente marítima… Keto era una orca y, como tal, estamos hermanados con ella, pero nació en los Estados Unidos y de allí pasó al Loro Parque. Su relación con los pueblos maoríes es nula, como también lo es la que pudieran tener los veterinarios. Como me enseño un colega zifio que visita sus aguas periódicamente, el respetito es algo muy bonito.”
Preguntada acerca de las buenas intenciones del IUSA con esa ceremonia, doña Tohora nos despacha con la siguiente conclusión: “Si realmente quieren hacer algo por los cetáceos, empiecen por interesarse por la situación de nuestros congéneres cautivos en esos parques acuáticos. De eso que ustedes llaman buenas intenciones está bien empedrado el fondo de la fosa de las Marianas” -dijo, mientras se disponía a marchar a la concentración ballena “Acab era el malo” en defensa del buen nombre de Moby Dick.