Blas Acosta denuncia que le «hacen el vacío» en la Consejería de Economía

Amargo estreno para el recién designado viceconsejero de Economía, el majorero Blas Acosta. Tras ser nombrado la semana pasada e iniciar esta nueva etapa con un merecido puente de cuatro días, Acosta ha denunciado que en estos primeros días se la ha hecho «el vacío» en la consejería, y que además se le ha dotado con material informático obsoleto. Acosta, cuyo nombramiento generó polémica al estar pendiente de juicio oral por los presuntos delitos de administración desleal e insolvencia punible en su etapa como concejal en Pájara, se ha mostrado muy dolido con sus compañeros.

El nuevo viceconsejero señala que «me han dado una mesa en un pasillo, cuando yo creía que iba a tener despacho, y siempre dejan las puertas abiertas, con lo que me entra corriente; además la silla no es ergonómica y me está destrozando las lumbares». A esto se añade la antigüedad de su equipo informático, ya que según Acosta «es un ordenador viejo, al teclado le faltan tres letras, lleva Windows Millenium y no tiene ni el buscaminas». Esto dificulta enormemente su labor ya que la versión de Excel compatible con este sistema operativo es insoportablemente lenta «y así no voy a poder terminar la hoja de cálculo que me han encargado con unos datos que tampoco tengo muy claro de dónde salen o a qué conclusión deberían llevarme». Para Acosta tampoco es fácil completar esta tarea porque, asegura, «me mandan a hacer fotocopias cada dos por tres, y cuando pregunto si eso es competencia del viceconsejero todo el mundo me dice que sí, que me lea el BOC». Por si todo esto fuera poco, la versión de Word con la que tiene que trabajar es tan antigua que aún tiene como asistente al simpático Clippy, que Acosta cree que alguien ha manipulado para que muestre extraños mensajes como éste:

En el transcurso de esta semana, otro incidente ha hecho pensar a Acosta que no es bienvenido en la Consejería. El hecho se produjo el miércoles pasado, cuando acompañó a la consejera Elena Mañez a una reunión con agentes sociales: «Elena me dijo que si podía ir a buscar agua, y cuando volví habían cerrado la puerta por dentro; Elena me decía ‘llama al cerrajero que se trancó la puerta, Blas’ pero yo los oía descojonándose, total que me tuve que quedar en la puerta muy enfadado, dos horas, me fundí la batería del móvil».

Blas Acosta tiene la firme intención de trasladar su situación al presidente Torres, con el que ya ha pedido una reunión. «Su secretaria me dijo que sí, que lo apuntaba, de modo que no creo que tarde mucho en llamarme».

Mientras tanto, Acosta intenta mantener su ilusión intacta y va todos los días a la Consejería lleno de ganas de aportar, aunque reconoce que la situación empieza a generarle un desgaste psicológico y emocional. «Si la pausa para el desayuno no durara dos horas, no habría podido aguantar hasta aquí», ha declarado.

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