El periódico grancanario Canarias7 ha hecho al fin renuncia explícita a la presunción de inocencia. Tras llevar en la portada de su edición digital los datos del hombre que originó el primer incendio el pasado agosto, así como su foto y abundantes detalles de su vida, esta semana ha hecho algo similar con el fotógrafo acusado de pornografía infantil, del que también ha publicado su imagen y nombre, contraviniendo así las normativas que protegen el derecho al honor y a la propia imagen. Ambos son derechos que están recogidos en la Constitución pero esto no ha sido impedimento para que Canarias7 haya optado por un tratamiento informativo algo más agresivo.
Fuentes de la redacción señalan que «la sutileza y la prudencia casan mal con el arrollador y sacrosanto derecho a la información y la no menos sacrosanta libertad de prensa, así que aquí no nos paramos en boberías a la hora de informar de sucesos, especialmente cuando éstos son así de truculentos». El hecho de que se trate de acciones presuntamente delictivas que aún estén en fase de investigación policial, sobre las que ni siquiera se haya decretado apertura de juicio, no anima a la cabecera a ser más precavida, ya que las mismas fuentes señalan que «mira, el nota de las fotos lo tiene crudo, que nos lo ha dicho la Policía; no vamos a estar esperando a que se produzca lo inevitable para informar de ello, queremos adelantarnos a la actualidad». «Si al tipo éste lo van a empapelar, nosotros habremos sido los primeros en contarlo», concluyen.
Lucas Medina, investigador de los medios en las Islas y autor de la obra «Grandes miserias del periodismo canario», asegura que Canarias7 podría añadir en breve un nuevo epígrafe a su libro de estilo bajo el título «Pixelar caras es de cobardes».
