Cuatro meses y unos comicios han bastado para que el Frente Bebecito Popular –fundado el pasado Domingo de Ramos en Fuerteventura– entre en una profunda crisis interna. A la ilusión de sonrisa desdentada de sus jovencísimos militantes ha sucedido una depresión motivada por la decepción electoral, que ha llevado a la formación a un estado de parálisis.

Puestos a habla con el comité dirigente del partido, recibimos mensajes contrapuestos desde las facciones en conflicto, sin que de momento hayamos podido contactar con los hermanos Marino e Ireneo Martínez, fundadores y dirigentes principales del movimiento. Sí ha contestado a nuestras preguntas Nestora Pérez, secretaria general del partido y prima de los anteriores. Como la señora Pérez tiene apenas año y medio, traducimos y resumimos sus respuestas: “Mire usted, señor Gunnarson: yo me afilié al partido porque creía que podíamos cambiar la sociedad a partir de un programa que recuperara la ilusión de la gente, sin ideologías o significados propios de la vieja político. Mi planteamiento era el de Koko, donde hay arriba y abajo, pero no izquierda o derecha. Creía y creo sinceramente que debía ser nuestra condición de muy menores de edad lo que definiera el partido. Sin embargo, los hermanos Martínez decidieron que para superar nuestro techo de escaños debíamos aliarnos con otras fuerzas juveniles, y ese ha sido un gran error que hemos pagado muy caro.”

La alianza electoral a la que la señora Pérez hace referencia no es otra que el pacto con la Coalición Unida Adolescente Canaria (CUAC). Según los analistas políticos consultados –dos Titirimúsicos y un Cantajuegos- la presentación conjunta a las elecciones del pasado junio había redundado negativamente en la formación bebecita. La coalición “aborrescente” –como la denominan sus detractores- disolvió el encanto inherente a la más tierna infancia entre la rebeldía sin causa de la ya no tan tierna. Al mismo tiempo, una parte del electorado de ambas formaciones que veía con malos ojos este matrimonio de conveniencia se ha abstenido de votar, con el resultado que ya conocemos.

La sensación de fracaso que se ha apoderado del Frente Bebecito Popular está provocando que surjan diversas crisis. Así, ha salido a la luz la noticia de que la señora Nestora Pérez había pagado en negro a su canguro y a su nodriza, al admitir que trabajaran sin estar dadas de alta en la Seguridad Social. La aludida ha respondido con un sentido llamamiento a la lucha contra las injusticias laborales, etiquetándose a sí misma como víctima de una persecución para desviar la atención sobre los grandes males de la corrupción en España.

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