La plataforma de alojamientos turísticos Airbnb amplía su oferta en Canarias incorporando a los apartamentos un nuevo espacio para los viajeros ansiosos de experiencias. Ya pueden encontrarse en la app diferentes cuartos de aperos turísticos repartidos por toda la geografía archipelágica, que ofrecen un auténtico entorno rural lleno de aventuras.
Así nos lo confirman los Evans, Anthony y Sarah, una joven pareja de Brighton que ha pasado una semana alojada en un cuarto de aperos en la zona de Ravelo, en El Sauzal (Tenerife). Sarah lo describe como «una experiencia salvaje y genuina, llena de etnicismo, de la que nos llevamos un gran recuerdo». Los Evans fueron alojados en el cuarto de aperos de Ceferino García, un agricultor jubilado que sigue cultivando su finca para abastecer a su familia y sacarse algún dinero extra vendiendo en los márgenes de la carretera general. Anthony Evans explica que «con Ceferino tuvimos una completa inmersión en las experiencias típicas de la tierra tal y como él nos las explicó, con actividades como sachar papas, recoger fruta de los árboles, sacar al ganado o preparar las vides para el año que viene».
Ni Anthony ni Sarah parecen haberse sentido incómodos en el excesivamente austero cuarto de aperos, por el que pagaron 45€ por noche. «Nos gusta lo minimalista», explica Sarah, «por lo que un camastro de paja en una esquina nos fue suficiente; no nos importó compartir el espacio con los aperos ni con una cabra que solía meterse por las noches». El precio incluía el desayuno a base de pan, queso y leche que ellos mismos tenían que ordeñar.
Por su parte, Ceferino García niega tajantemente las acusaciones que circulan por el pueblo según las cuales su repentina incursión en el mundo del alojamiento turístico tan solo busca mano de obra para la finca que además le dé beneficios. «Yo vendo una full rural experience«, se defiende, mientras mantiene en equilibrio un palillo entre los labios.