El dilema del agua en Canarias

El Cabildo de Tenerife propone un nuevo plazo para que el agua sea pública en Canarias

En un mundo donde el agua potable es un bien de primera necesidad y cada país hace lo posible por garantizar su suministro, la cuestión de la propiedad de este recurso en Canarias es uno de los asuntos más peliagudos de cuantos existen en los círculos políticos insulares. Su condición de dominio privado y la intención de que pase a manos públicas fue uno de los asuntos más controvertidos en la primera legislatura autonómica y no son pocas las opiniones que apuntan a la fallida ley de aguas promovida por el gobierno de entonces, presidido por Jerónimo Saavedra, como la causa de cambio de signo político en el ejecutivo. La solución pasó por una nueva norma que refleja una técnica de resolución de problemas muy habitual en la región y que no es otra que la diferir el asunto en el tiempo. En este caso, cincuenta años.

Sin embargo, lo que en 1990 se antojaba muy lejano ya está a la vuelta de la esquina y como 2040 se acerca, ya han surgido voces que plantean la posibilidad de dar otro chut a la pelota y prolongar la situación unos cuantos lustros más. Algunas provienen del gobierno insular tinerfeño y son tan acreditadas como la consejera Blanca Pérez, que señala que no hay que cambiar lo que ha funcionado tan bien durante tanto tiempo y que las administraciones públicas no están preparadas para tomar el relevo.

Puestos al habla con representantes de las formaciones que gobiernan en el Cabildo de Tenerife, hemos recibido explicaciones acerca de sus respectivas posturas. Así, desde el Partido Popular han indicado que su filosofía económica pasa por dejar las cosas en manos privadas: “lo público tiene que aprender de lo privado y competir con él. Lo privado se maneja mucho mejor, especialmente si se subvenciona, claro”. Por su parte, desde Coalición Canaria han sido más contundentes: “el Cabildo tiene bajo su control multitud de empresas y entidades, casi todas ellas deficitarias. Yo creo que solamente debemos asumir la gestión del agua cuando todas ellas den beneficios” -indicó con expresión de que eso podía ser tan pronto como nunca.

Insistimos en este último punto y le preguntamos sobre un plazo tan particular: “¿qué pasará cuando ese momento llegue?” -a lo que el interlocutor nacionalista respondió de forma casi lapidaria: “bueno, si hemos conseguido no estar preparados en medio siglo, algo se nos ocurrirá.”

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