La cultura es el alimento del alma. Por ello, en El Baifo Ilustrado hemos incorporado una nueva sección de crítica cultural, en la que repasaremos diferentes iniciativas desde un punto de vista constructivo.
Documental «Yo, yo, yo mismo: una mirada a la cotidianidad de Carlos Alonso».
Dirigido, escrito y protagonizado por el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, el salón de actos del TEA ha albergado durante este fin de semana pases continuos del documental que nos acerca al día a día de este importante cargo público; para una mayor fidelidad a los hechos, un cámara ha seguido a Carlos Alonso las 24 horas, sin apenas pausa para comer, en sus diferentes actividades: reuniones, visitas a las murgas, sesiones de alabanzas de su equipo, visitas a obras, achuchamiento de ancianas, etc. El presidente aparece en el 100% de los planos, con frecuentes disertaciones sobre lo mucho que ama Tenerife. En algunas secuencias puede verse de refilón al vicepresidente económico Efraín Medina, un verdadero show-stealer que acapara las miradas en los pocos segundos que Alonso tarda en apartarlo de plano. Si bien puede resultar interesante como documento antropológico, el documental se ve lastrado por su excesivo metraje (145 minutos) y el egocentrismo del presidente.
Puntuación: 2 baifitos.
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«Cubillo: el musical».
El Auditorio Alfredo Kraus acogió al fin el estreno de «Cubillo: el musical», una obra que repasa, en clave sonora, los principales acontecimientos de la vida del independentista canario más destacado. Durante años el guion estuvo maldito y no parecía que ninguna compañía tuviera valor para materializar el libreto; ha sido Awañak Entertainment & Productions quien ha hecho realidad esta obra. La dirección corre a cargo de Rayco Padrón Orense, veterano del teatro y experto anecdotista, quien ha sabido dar un giro a la historia para que, junto a la solemnidad propia de un empeño que no iba a ninguna parte, haya espacio para la diversión y los ritmos pegadizos (atención al innovador «reguetón de Argel»). Sobresaliente la actuación de un primo de Ricardo Darín, quien encarna a Cubillo con tanta convicción que el espectador se abstrae enseguida del acento argentino y del pobre decorado.
Puntuación: 4 baifitos.